Porque sordo es el que no escucha...
Siempre me ha hecho gracia la cabezonería de la que hacemos gala los auto-denominados metalheads. Como si de un ataque a nuestro orgullo se tratara, desechamos cualquier producto que se apee de las directrices que marca nuestro género musical preferido.
Bien es cierto que la etiqueta metal es bien amplia, y que generalmente esta situación que describo se desglosa en sub-estilos tales como el heavy, el death, el thrash, el black o el gótico por poner unos ejemplos. A los que les gusta el black y el death normalmente no les gusta el power y a los que les gusta el new metal tachan lo demás de viejo y pretérito, nuevamente por poner unos ejemplos.
Por eso algunos se sienten más cómodos identificándose como metalheads, haciendo ver que así son ciudadanos de la comunidad metalera en el sentido más amplio de la acepción. De ahí lo curioso de esta situación: nos consideramos metalheads aún a pesar de que pocos escuchen todas las vertientes de la corriente y, además, creemos que ocultamos con ello nuestra estrechez de miras, cosa que el propio campo semántico de la palabra no hace sino desmentir. Al fin y al cabo, sólo somos heavies a los ojos de la sociedad...
De todas formas, siempre hay excepciones. Hay personas que esto de las etiquetas no se lo toman demasiado en serio. Prefieren interpretarlas como meros índices orientativos más que como roles dispuestos a adoptar y asumir como dogma de lo que algo pretendidamente debería ser.
No cabe duda de que estos individuos serán más libres a la hora de juzgar y apreciar las cualidades de una pieza de música, sea del estilo que sea, y, ni que decir tiene, no se tomarán demasiado en serio las líneas precedentes.
...no el que no le hace falta escuchar.
Siempre me ha hecho gracia la cabezonería de la que hacemos gala los auto-denominados metalheads. Como si de un ataque a nuestro orgullo se tratara, desechamos cualquier producto que se apee de las directrices que marca nuestro género musical preferido.
Bien es cierto que la etiqueta metal es bien amplia, y que generalmente esta situación que describo se desglosa en sub-estilos tales como el heavy, el death, el thrash, el black o el gótico por poner unos ejemplos. A los que les gusta el black y el death normalmente no les gusta el power y a los que les gusta el new metal tachan lo demás de viejo y pretérito, nuevamente por poner unos ejemplos.
Por eso algunos se sienten más cómodos identificándose como metalheads, haciendo ver que así son ciudadanos de la comunidad metalera en el sentido más amplio de la acepción. De ahí lo curioso de esta situación: nos consideramos metalheads aún a pesar de que pocos escuchen todas las vertientes de la corriente y, además, creemos que ocultamos con ello nuestra estrechez de miras, cosa que el propio campo semántico de la palabra no hace sino desmentir. Al fin y al cabo, sólo somos heavies a los ojos de la sociedad...
De todas formas, siempre hay excepciones. Hay personas que esto de las etiquetas no se lo toman demasiado en serio. Prefieren interpretarlas como meros índices orientativos más que como roles dispuestos a adoptar y asumir como dogma de lo que algo pretendidamente debería ser.
No cabe duda de que estos individuos serán más libres a la hora de juzgar y apreciar las cualidades de una pieza de música, sea del estilo que sea, y, ni que decir tiene, no se tomarán demasiado en serio las líneas precedentes.
...no el que no le hace falta escuchar.
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