poker online
Mostrando entradas con la etiqueta Psicología. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Psicología. Mostrar todas las entradas

domingo, 1 de febrero de 2009

¡Patéticos y miserables humanos!

Vivir en un sitio en el que se carece de Internet tiene sus inconvenientes. Uno de ellos es la cantidad de tiempo libre que uno acumula y después desperdicia. Pero vivir en un sitio en el que se carece de Internet también tiene sus ventajas. Y uno de ellos es la cantidad de tiempo libre que uno acumula y después desperdicia alegremente.

Una de mis ocupaciones durante este año está consistiendo en rastrear la parrilla televisiva en busca de miseria. Sí, literalmente. Se sorprende uno al zappear durante unos breves segundos, y sin mediación a recursos de ciencia ficción -como la misteriosa TDT (¿qué demonios será eso?)-, de que esa cosa llamada televisión es algo así como un circo romano, un prurito en el culo, un brindis al sol de los grandes ejecutivos. Pero no es que me haya convertido de la noche a la mañana en el mártir al que debe ser encomiada la tarea de ingerir y procesar, tropezones incluidos, la bazofia emitida vía onda de radio (ciencia ficción excluida); no soy el paladín de la humanidad. No, mis objetivos son bien distintos; más bien mundanos.

A todos o casi todos os sonarán todos o casi todos los programas siguientes: Gran Hermano, El Rastro del Crimen, La ruleta de la Suerte, Mujeres y Hombres, El juego de tu vida... y desde el pasado martes, esta cosa:


Imaginaros una atmósfera esotérica: oscuridad, luz roja y música sacada de alguna peli híbrido de Jean Jacques Annaud y Roger Corman. A continuación pensad en un cubo de más de 100 metros cúbicos cuyo armazón parece ocultar un tyranousaurus rex. Las posibilidades parecen infinitas y el cerebro empieza a elucubrar. Pero la hora y media de visionado sucesiva a las cortinillas del inicio revelan que el resultado se acomoda a lo que el sentido común pronosticaba desde un principio: miseria.

Tres concursantes, participantes, sujetos, individuos, objetos animados incautos... refutaciones andantes de aquello que alguna vez se osó denominar libertad: un hombre y dos mujeres. Una voz en off, femenina, cálida, sugerente, aparentemente comprensiva. Y en el aire, problemas. Muchos problemas.

La carne está en su punto; el festín puede comenzar.

No hace falta que os cuente lo demás.



































De acuerdo.

Un tío que perdió a cuatro familiares en el accidente de la T2 en agosto, una tía que tiene fobia a las cucarachas y otra tía con tendencias suicidas. La dinámica es la siguiente: concursante llora, voz en off espolea a ser más fuerte, concursante vuelve a llorar. Esto hace que el programa se reduzca a una sesión lacrimológica. La sesión termina con un intento de solución de la voz en off y la pseudo-complacencia del concursante. Por lo demás no hay premio. En resumidas cuentas, La Caja pretende ser una especie de experimento a manera de terapia psicológica.

No, no pretende eso, pretende morbo. Tan sólo eso. Y es que si algo me dice, si es que me dice algo, mi breve pero intenso trabajo de investigación es que Telecinco es sinónimo de morbo. Gran Hermano, El Tomate, Crónicas Marcianas y Hombres y mujeres eran meros intentos balbuceantes, sí, pero dejaban mostrar cual era el devenir de la cadena. Y es que Telecinco empezó a jugar en la primera división mundial en esto del escozor diarreico con El juego de tu vida. Ahh Emma García, que bien se te da y que bien lo haces.

En el juego de tu vida todo tenía una razón de ser. Había un concursante, y éste buscaba dinero a costa de todo, de ahí el título. Porque no era (o es) que tú fueras ahí y contaras en que ciudad habías nacido o en que instituto te habías graduado. No, en ese programa la palabra vida se usaba en toda su amplitud; se agotaba su significado; se alcanzaba la experiencia mística. Mística o morbosa, que viene a ser lo mismo. Pero todo tenía una razón de ser, decía. El escenario estaba diseñado para que Emma García (a partir de ahora Hal 9000) construyera una espiral descendente al infierno en la que concursante, allegados de éste y público formasen una perfecta y sincronizada armonía de caos y destrucción. El participante iba contestando una serie de malévolas preguntas que antes, fuera de plató, habían sido escrutadas por la fría y presuntamente (in)exacta mirada del polígrafo. El concursante no conocía los resultados de la máquina, pero al ser premiada la supuesta sinceridad, aquel tenía que ceñirse a ésta bajo el criterio del polígrafo. Así, pregunta a pregunta, el jugador intercambiaba dinero por orgullo, honor, autoestima, lazos familiares, amistades y vaya usted a saber qué más cosas que tradicionalmente el género humano ha considerado valiosas. Todo ante la mirada atónita de sus acompañantes, la ansiosa del respetable y la impertérrita de Hal 9000.

Toda esta magia no se encuentra en La Caja. Es como si a ésta se le hubiera despojado de toda la retórica y el artificio de El juego de tu vida. Eso sí, la esencia es la misma. Porque pese a que se haya puesto en su lugar un aire y atmósfera de labor social, de bienintencionada autoayuda o exoayuda, de seriedad, en una palabra, el ingrediente alquímico fundamental sigue siendo el mismo, el bochornoso y característico sello de fábrica de la cadena de Berlusconi: el morbo.

Estas investigaciones, sumadas a la presunción lógica de que todas estas cosas no las veo sólo yo, me llevan a concluir el siguiente dicto: patéticos y miserables humanos.

PS: Intentaré proseguir mis investigaciones.

sábado, 28 de junio de 2008

Cerebros macho / cerebros hembra; o algo así

¿Te lo pasas pipa viendo la final de la super bowl pero a la vez te gustan las películas de Ang Lee? ¿Te encanta matar el tiempo iendo de compras (el último modelito o el complemento que tanto requiere ese vestido que nunca te pones) pero, paralelamente, eructas si la comida lo requiere? ¿Cuándo fue la última vez que lloraste y la última vez que te metiste en una pelea? ¿Piensas que los desodorantes son para las nenas pero te desmayas al ver sangre? ¿Eres más emocional que racional o al revés? El siguiente test te dirá lo que eres y lo que no eres, es decir, te dirá en qué porcentajes de masculinidad y feminidad se divide tu cerebro. Mi caso:




Your Brain is 27% Female, 73% Male



You have a total boy brain

Logical and detailed, you tend to look at the facts

And while your emotions do sway you sometimes...

You never like to get feelings too involved



Vía: Piluky

miércoles, 14 de mayo de 2008

Traumas, Hey Jude y otras tonterías

La infancia, ese pequeño ojo de aguja. Infinito océano de posibilidades, cimiento y a la vez vórtice de la personalidad. Mucho se ha escrito sobre la infancia, sobre sus entresijos y sus efectos en la madurez, sobre su papel en la sociabilidad y en el desarrollo de las competencias cognitivas. Muchos autores han hecho hincapié en la infancia. Pero si hay un autor que más haya hecho por rescatar de la trivialidad a la infancia, sin duda ese es Freud.

Para el más mítico de los cocainómanos, la infancia es ese oscuro reducto donde los traumas tienen su origen. Su teoría "científica", el psicoanálisis, identifica al inconsciente con el producto de los deseos reprimidos durante la infancia. El adiestramiento en las convenciones sociales y culturales tendrían la "culpa" de esa represión. "Culpa" porque tal adiestramiento es inevitable si no queremos ser salvajes esclavos de nuestros más bajos instintos. La cuestión es que, una vez aceptado (a fortiori) el reto que la sociedad nos plantea, todos tenemos nuestro pequeño inconsciente, nuestro pequeño ojo de aguja. (Dicho sea de paso: La propiedad definitoria del ser humano deja de ser la consciencia, sea lo que sea eso; aquella descansa bajo las arenas movedizas del inconsciente. Ojo: esto no significa que ser humano es ser inconsciente). Cada inconsciente sería único y vendría determinado por la historia personal, la historia de represiones de cada uno. Así pues, los traumas serían las huellas de determinados deseos reprimidos que tendrían sus efectos de modo psicosomático. La tarea del psicoanalista...

Lo que me interesaba señalar era el papel que juegan los traumas en todo este cuento freudiano y, por tanto, en su visión de la infancia. Puede resultar desalentador bajo esta óptica psicoanalista percibirnos a nosotros mismos no como una consciencia que aglutina un cierto número de creencias y una voluntad que cree elegir libremente, sino como un profundo y oscuro agujero que es el inconsciente. que determina nuestros prejuicios y nuestros miedos. Y todo ello fruto de algún momento de nuestra más tierna infancia.

Ahora pensemos en un niño hipotético, lo llamaremos el niño de Reilly. Ese niño no tiene más de tres años y circunstancialmente, vive en Corea. Además, por condicionamientos externos le encantan Los Beatles. Le encanta coger una guitarra y hacer que toca mientras canta de oído por habilidad de captación fonética las melodías que más le gustan. Ese niño es feliz haciendo lo que hace, o más bien porque no sabe que es la felicidad. Simplemente hace lo que quiere hacer. Sin restricciones. Coger la guitarra y cantar. Cantar y coger la guitarra. Ahora pensemos, adicionalmente, que lo que en un principio se hace por instinto o de un modo pseudovolitivo, comienza a realizarse coercitivamente. El niño no entiende lo que es un mandato, pero encuentra elementos extraños a los ya vistos. Una cámara grabándole, una voz (la de su madre aunque el aún no sepa que significa ser hijo de) que dice "ahora". El hábito hace el monje y el niño canta sus canciones mecánicamente, como si de un experimento conductista se tratara. La diversión ya no existe porque ya no hay con que contrastarla. La pasión ha sido ahogada y el niño sale en televisión. No sabe que es eso, pero los elementos anteriormente extraños ahora se multiplican exponencialmente. Poco tiempo después todo el mundo le conoce. Hace giras mundiales. Metallica y U2 le telonean. Paris Hilton dice que quiere tener un hijo suyo. Bill Gates dice que es lo más grande desde la venida al mundo de Jesucristo. Es un ídolo mundial. Es el mesías. La reencarnación de John Lennon. Pero nuestro niño es ajeno a todo esto y a las consecuencias que tendrá en su futuro. O eso creemos...

Por cierto, este niño, a diferencia de la niña de Rajoy, sí existe.



Yo me pregunto: ¿Qué será de Kazukito (por llamarle de alguna manera) cuando toda esta efervescencia de la fama desaparezca? ¿Cómo asumirá su caída al pozo del olvido tras ser ídolo de enloquecidas adolescentes con desajustes hormonales? ¿Cómo afrontará su tratamiento para la desintoxicación del alcohol y otras sustancias? Y lo más importante de todo: ¿Cómo reaccionará Kazukito al visionar su opera prima, su obra magna o, dicho llanamente, el origen del conflicto?



Otro Maculay Culkin o Joselito. Señores, tenemos un trauma en potencia.

martes, 4 de marzo de 2008

Los Renglones Torcidos de Dios

Hacía tiempo que no leía una novela tan bien hecha. Será que últimamente no leía novelas o será que es muy buena, no lo sé. El caso es que ésta me ha enganchado.

Escrita por Torcuato Luca de Tena, Los Renglones Torcidos de Dios narra la historia de cómo una mujer, Alice Gould, es internada en un psiquiátrico. Ella está convencida de que es una investigadora privada cuyo cliente le ha encomendado que husmee en un sanatorio mental la identidad del sospechoso de un asesinato. Para ello Alice finge un trastorno paranoico, pretexto por el cual se sirve para entrar en la institución. Pero aparentemente la realidad es otra: su psiquiatra particular le ha diagnosticado un trastorno paranoico-delirante (creer ser investigadora privada) con el agravante de intento de asesinato a su marido. Y digo aparentemente porque la señora Gould, una vez en la institución, pondrá en jaque a toda la unidad psiquiátrica del lugar, hasta tal punto de no saber a ciencia cierta si efectivamente tiene un problema mental o es la versión de la paciente la que es verdadera.

Bajo esta premisa argumental Luca de Tena construye una genial novela de misterio. Suspense, intriga, desarrollo imbricado y un final inesperado son algunos de los ingredientes que este libro encierra, pero no lo únicos. Por ello, ésta no es una novela de género al uso.

Para empezar, el personaje de Alice Gould. La protagonista del libro, con el trancurso de los capítulos, se revela como una suerte de puzzle poliédrico. ¿Está realmente chiflada Alice o no? ¿Quién es realmente la señora Gould? La respuesta, un enigma. Inteligente y con una fría lógica que todo lo examina, también es sensible a las emociones de los demás. Sarcástica y cínica en algunas de sus manifestaciones, Alice es capaz de sentir compasión por sus semejantes y de respetar los valores morales, como la justicia, no como una suerte de convención erigida por medio de la costumbre y el tabú social, sino por una cuestión de tendencia y talante natural hacia ello. Dialéctica, carismática y persuasiva, Gould hace gala de una elocuencia en sus conversaciones con los doctores nada habitual entre las paredes de un psiquiátrico. Con todo, su retrato psicológico está incompleto, pues la pregunta fundamental sigue ahí: ¿Está loca Alice Gould?

Por supuesto los doctores y doctoras poseen un interés intrínseco. A la diversidad de personalidades hay que añadirle la diversidad de especializaciones y de escuelas. Y es que esto último resulta bastante interesante a la hora de analizar de qué madre viene cada psiquiatra. Los hay que tiran hacia el psicoanálisis, los que tienden más hacia el biologicismo y los que se decantan por la sociología aplicada. A su vez los hay expertos en diagnosticar, así como otros lo son en terapias y tratamientos o en pronosticar la evolución del paciente. Todo esto le conforma al lector una perspectiva no muy halagüeña pero sí realista de la especialidad. Y es que si la psicología es una ciencia inexacta, la psiquiatría es una técnica, en consecuencia, también inexacta.

Toda la acción se recrea en el hospital psiquiátrico de Nuestra Señora de la Fuentecilla, enmarcado en una antigua cartuja del siglo XIV en algún lugar de Castilla. Es un lugar amplio, con distintos pabellones y amplios lugares al aire libre. En ese sentido, corresponde más con la escuela sociológica, que pretende hacer de estas instituciones lugares para el rehabilitamiento social de los enfermos, más que cárceles o lugares donde mantener aislados a los locos.

Pero si de algo puede presumir Los Renglones Torcidos de Dios es del retrato que se hace en él de los pacientes. Esas "faltas de caligrafía del creador" son, de largo, lo más interesante del libro más allá de su trama. Los hay de todas las clases: esquizofrénicos, maniacos, mutistas, fóbicos, etc. En ese sentido, el libro es un pequeño manual de divulgación sobre las principales patologías mentales y sus etiologías. Aunque más allá de ese plano, es un excelente retrato existencial de las formas de vida que en un manicomio se puede llegar a encontrar. Con ello, Los Renglones Torcidos de Dios puede hablarnos más de lo que pensamos sobre nosotros mismos, individuos "libres" en la sociedad. Y es que la delgada línea que separa la cordura de la locura se asemeja a un coto delimitado en el pico de una montaña, donde los locos caen de arriba.

Los Renglones Torcidos de Dios nos narra una genial historia de suspense alrededor de un personaje carismático, Alice gould, pero también nos describe de un modo excelente la forma de vida en un psiquiátrico de todas las personas que en él puede haber. Y en ello reside la grandeza de este libro: en la fusión de misterio y divulgación, de lógica y enfermedad mental, de entretenimiento y vida.

Como curiosidad, me gustaría decir que el autor de la novela, Torcuato Luca de Tena, durante la preparación del libro, visitó numerosos hospitales psiquiátricos e, incluso, llegó a ingresar voluntariamente en uno con el objetivo de conocer mejor a los inquilinos que el lugar albergaba.

El libro viene con un interesante prólogo de Juan Antonio Vallejo-Nágera, psiquiatra, pintor y escritor. En él nos narra algunas de las bondades del libro, así como de su trato personal con el autor y de cómo se escandalizó al conocer la decisión de éste de ingresar en una institución de salud mental (pues Juan Antonio decía que quería hacerlo con todas las consecuencias. Véase: tomar medicación).

viernes, 14 de diciembre de 2007

La habitación y las gemelas

El siguiente vídeo está extraido del documental Brain Story: Why do we think and feel as we do? narrado por Susan Greenfield. No contiene ningún tipo de montaje adicional. No tiene photoshop ni argucias similiares. No hay trampa ni cartón.



Bueno, algo de trampa y algo de cartón sí que tiene, pero no reside en el tratamiento de post-producción de las imágenes. En la secuencia las niñas parecen cambiar de tamaño según el lado de la habitación en el que se encuentren. Así, si están a la izquierda se ven más pequeñas, y si están a la derecha más grandes. Pero las gemelas son siempre las mismas. ¿Qué sucede? Que hay una ilusión óptica.

El truco consiste en la forma de la habitación, que la perspectiva que percibimos no es la que parece. En realidad, la forma de la habitación está profundamente deformada, siendo la parte de la izquierda mucho más grande que la de la derecha. Los muebles que contiene son más grandes en esa zona que en la de la derecha e, incluso, contiene una pequeña rampa. Todo parece recto, pero en realidad no lo es. Ahí también entra en juego la pericia del operador de cámara.

Lo que nos viene a contar la narradora es que la percepción de nuestros sentidos muchas veces nos engaña. Que muchas veces vemos algo, y como parece que encaja con nuestros esquemas previos acerca de lo qué es o debería ser, pues lo asimilamos como si nada. Y la moraleja consiste en que es tan importante lo que vemos como lo que nuestro cerebro quiere ver.

Esta construcción se llama habitación de Ames (clicando aquí puedes ver el plano). Fue creada por el oftalmólogo Adelbert Ames en 1946 a partir de un concepto del físico Hermann von Helmhotz.

Una aplicación de esta perspectiva fue usada en El señor de los Anillos y en Charlie y la Fábrica de Chocolate (la de 1971). La primera, sobre todo, es un buen ejemplo de cómo los efectos especiales sólo deberían ser el último paso a efectuar a la hora de conseguir plasmar la representación de una idea.

sábado, 10 de noviembre de 2007

La Dream Machine

Bryon Gynsin (1916-1986) fue un escritor, músico y pintor nacido en Londres. Es conocido por el redescubrimiento de la técnica artística del Cut-up o de recortes. Básicamente consiste en coger una obra de arte acabada, ya sea musical, literaria o gráfica, con una cierta estructura, y desordenarla para crear en base a sus elementos algo completamente diferente e innovador.

Esta técnica fue inventada por el artista dadaísta Tristan Tzara. Con ella, el artista francés pretendía romper la linealidad de la escritura común. Es célebre el suceso acontecido en una reunión de los surrealistas durante los años 20, en la cual, Tzara sacó palabras de un sombrero de modo aleatorio que dio como resultado un poema bastante innovador. Sin embargo, los surrealistas no se lo tomaron muy bien y tras la demostración se armó una trifulca tras la cual André Breton acabaría expulsando del movimiento a Tzara.

Si bien esta técnica no fue ampliamente aceptada, o dicho de otro modo, no tuvo un eco o una repercusión en el momento de su difusión, hoy en día encontramos innumerables ejemplos de su aplicación en distintas esferas artísticas. David Bowie ha creado muchas de las letras de sus canciones mediante esta técnica, al igual que Kurt Cobain con su música. Tom Yorke también la empleó durante la creación de Kid A de Radiohead y muchos Djs basan sus bases de vinilos en la composición mediante esta técnica.

Volviendo a Gynsin, descubrió esta técnica en un viaje a Marruecos, y la compartió años más tarde con Burroughs, durante su estancia en el Hotel Beat, sede de la incipiente, por aquel entonces, Generación Beat. En aquellos años Gynsin estimularía a Burroughs para la creación con sus ideas de novelas como Naked Lunch.

Ya en solitario, Gynsin siguió experimentando con todo este asunto del Cut-Up. Ideó los poemas permutados, que consisten en la repetición de una misma frase alterando en cada repetición el orden de las palabras. (Dicho sea de paso: cuando era pequeño solía jugar a eso, aunque reconozco que no me daba para construir un poema). Esta idea le hizo colaborar con el matemático Ian Sommerville. Muchas de aquellas permutaciones fueron creadas mediante secuencias al azar reproducidas por un programa de computación escrito por Sommerville. Un ejemplo de ello es el Poema de la pistola.

También fruto de esta colaboración es la "cosa" con motivo de la cual titulo esta entrada: la Dream Machine. Este invento fue creado con motivo de la lectura de ambos personajes del libro El Cerebro Viviente de William Grey Walter. Consiste, en su forma original, en un cilindro con aberturas a los lados. El cilindro es colocado en una plataforma giratoria que gira a 78 revoluciones por minuto o 45 revoluciones por minuto. Una bombilla es colocada en el interior del cilindro y la velocidad del dispositivo giratorio hace que la luz salga a través de las aberturas en una frecuencia constante entre 8 y 13 pulsos por segundo. Este rango de frecuencias corresponden con las ondas alfa, que son oscilaciones electromagnéticas que normalmente están presentes en el cerebro humano cuando se haya en estado de relajación. Lo que se consigue con ello es que mediante la visión estroboscópica del artefacto, se puede llegar a sufrir alucinaciones, visiones de formas simbólicas, etc. Vamos, que lo que consigues es un estado de sugestión similar al que alcanzarías si te estuvieras drogando.

Acabo de encontrar un vídeo en Youtube que reproduce los efectos de la Dream Machine. Las instrucciones de uso más importantes son:

- "Ver" el vídeo con los ojos cerrados.
- Apagar la luz del habitáculo en el que te encuentres. La única luz debe proceder del vídeo.
- No se recomienda la visión a gente que pueda padecer de ataques epilépticos.

(Las instrucciones completas las tienes clicando aquí.)

Y el vídeo es el siguiente. ¿Te atreves?



martes, 2 de octubre de 2007

El caso de Emma Eckstein

El psicoanálisis freudiano, esa herramienta terapéutica para la erradicación de la neurosis en los pacientes, está inserta en esa delgada línea que separa la ciencia de la pseudo-ciencia. Mucho se ha escrito sobre este tema vertiendo los más diversos argumentos en favor y en contra de que esta actividad pueda ser considerada científica. Quizá otro día hable sobre lo que opinan algunos pensadores acerca del tema. Pero hoy no dedicaré mi tiempo a esa finalidad. Es decir, no me voy a meter a especular sobre los problemas intrínsecos y conceptuales que encierra el concepto de psicoanálisis. Tan sólo voy a mostrar la aplicación de esta técnica en una paciente en concreto. Hoy os voy a hablar del caso de Emma Eckstein.


Emma Eckstein (1865-1924) provenía de una familia de tradicional ideología socialista y, en general, progresista. Su educación le había inculcado una fuerte toma de conciencia en valores como la igualdad y la conciencia, y de ese modo, tomó parte activa en todas las actividades de los incipientes movimientos feministas de finales del siglo XIX.

A los 27 años decidió acudir a Freud para tratar síntomas que incluían dolencias de estómago y un malestar leve relacionado con su menstruación. Freud diagnosticó un trauma psicológico originado supuestamente en un abuso sexual durante su infancia. Le diagnosticó también reflejo de neurosis nasal, una condición popularizada por su colaborador Wilhem Fliess, que postulaba una conexión entre los genitales y la nariz. Fliess había estado tratando el reflejo de neurosis nasal en sus pacientes utilizando cocaína como anestésico local, observando que sus pacientes tras el tratamiento se encontraban menos deprimidos. Fliess conjeturó que si la cauterización era útil temporalmente, la cirugía rendiría resultados permanentes. Comenzó entonces a experimentar con un método de intervención quirúrgico para suprimir "ciertos nervios sexuales en la nariz" de los pacientes diagnosticados con el trastorno, incluyendo a Emma Eckstein.

La cirugía de Eckstein fue un desastre. Sufrió de infecciones terribles y de hemorragias. Freud llamó a un especialista para que removiera restos de las gasas que Fleiss no había quitado durante la intervención. Las fosas nasales de Eckstein quedaron tan dañadas que quedaron permanentemente deformadas. Freud atribuyó inicialmente este daño a la cirugía. Pero más adelante, como tentativa de resguardar el prestigio de su amigo y confidente, Freud sostuvo que las lesiones y la hemorragia tenían su origen en la histeria. Aseguró que su cara había quedado desfigurada por las fantasías masturbatorias que Emma sentía por él.

Esa fue la explicación de Freud ante lo sucedido. Nótese en los mecanismos "explicativos" del psicoanálisis, casi omnicompresivos. Dios bendiga el psicoanálisis.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Mi particular descenso a los infiernos

Mundijuegos es una página web donde personas con mucho tiempo libre se reúnen con otras personas con mucho tiempo libre y malgastan su tiempo impunemente y sin que nadie les diga lo tontos que son. El pretexto consiste en jugar a juegos como el póker, el mus, el ajedrez o el parchís. Pero no nos engañemos, estos juegos sólo sirven como escusas para tapar el hecho innegable de que lo único que ansían estas personas es perder el tiempo. Porque todos deseamos perder el tiempo; es sólo que nos engañamos a nosotros mismos diciéndonos lo contrario. Pero bueno, esa es otra cuestión.

Ayer me hice una cuenta en Mundijuegos; me hice usuario registrado de la página. Esto implica que mandé un SMS que me costó 120 céntimos. Ser usuario registrado, a parte de catalogarte como idiota, te da ciertos "privilegios" respecto a aquellos usuarios que utilizan el servicio de forma gratuita. Te da derecho a entrar en la clasificación de cada respectivo juego en función del número de partidas ganadas y partidas perdidas. Bueno, en realidad, esa es la única concesión, porque poder entrar en otras mesas sólo te da pie a jugar contra personas que gozan del primer privilegio, y al final, éste remite al primero. Pero valla, que no quiero liarme hablando de las trabas lógicas que suponen la enunciación sistematizada de los derechos que traen consigo mandar un SMS que cuesta 120 céntimos. De lo que quiero hablar es de mi adicción, de mi sucia y triste adicción.

Mi adicción se llama Superbúteo. Básicamente, no es más que la adaptación en formato videojuego del mítico juego de mesa Subbuteo. Si habéis clickado en el enlace y os habéis leído las apenas cuatro míseras líneas de contenido, deduciréis que en realidad a lo que juego debería llamarse Super-fútbol-de-mesa. Nombre, éste, notablemente más largo y menos glamouroso y carismático. Así que, en definitiva, soy adicto a un juego que tiene un nombre que no le corresponde. Lo cual es bastante triste.

Mi adicción no sería un problema si no le dedicara tanto tiempo. No sería una adicción. Pero ayer me registré y al ver mi tabla de resultados hace un rato he visto que he jugado 51 partidos. Y eso en un día. Bueno, en realidad en menos de un día. Porque estoy hablando de ayer, pero la verdad es que es como si fuese hoy, sólo que un poco tarde ya, porque aún no me he acostado. No han pasado ni 24 horas desde el registro y ya estoy en el puesto número 22 de la clasificación mensual. Lo cual, aparte de alabar mis cualidades para el juego de marras, no hace sino confirmar mi adicción.

La subscripción tiene un plazo de validez de 30 días. Esto significa que sale a razón de 4 céntimos por jornada. En cierto modo, creo que estoy rentabilizando mi dinero. Bueno, a quien quiero engañar. En realidad me está saliendo barata la adicción, que es bien distinto.

Ahora mismo estoy escuchando Hablar por Hablar. Está hablando un tipo que dice que ha sido alcohólico durante toda la vida y que está contando su vida como adicto. Vamos, lo típico en este programa, lleno de historias enternecedoras sobre traumas infantiles, violaciones, malos tratos, adicciones y problemas de insomnio. Pero, volviendo al tipo, lo que me ha dejado intrigado es el hecho de que diga que sigue siendo alcohólico aún a pesar de que lo ha superado. Ya sabéis que en las mierdas de terapias de alcohólicos anónimos y, en general, en terapias de grupo afines, te suelen decir que para superar un problema el primer paso es reconocer que tienes el problema y, aún cuando crees que lo has superado, la mejor actitud es pensar que sigues creyendo que tienes un problema. Lo cual me lleva a pensar que vaya mierda de terapias se montan algunos. Pero también me hace pensar que mi culo no quiere acabar sus días dando con una silla y explicándole a unos desconocidos que tengo un problema con el Superbuteo. Realmente sería patético. Si fuera otra persona, es decir, si no fuera yo, (me) daría una paliza.

Ahora mismo, me quedan 29 días de subscripción. Prometo que cuando terminen no volveré a jugar al superbúteo. ¿Por qué? Porque yo no tengo un problema.

sábado, 12 de mayo de 2007

Test de Perdidos

Aquí os dejo un test que os dirá a qué personaje de esa gran serie os parecéis más. Lo malo es que creo que hace referencia a la primera temporada. Pero bueno, menos da una piedra.

Por lo visto, al que más me parezco es a Sawyer, aunque la cosa anda reñida con Locke, Charlie y Jack. Interesante. El test también os dice qué personaje es vuestro alter-ego. En mi caso Claire. Y creo que ha dado en el clavo. No soporto los estúpidos berrinches de esa tía (pero por todos los santos, qué buena está).





You scored as Sawyer. You're Sawyer! You've been wronged in the past and you put all your energy towards revenge, but revenge has made you somebody you don't want to be. You take things that aren't yours, but will usually give them up if somebody wants something.

Sawyer


63%

Locke


56%

Charlie


50%

Jack


50%

Shannon


44%

Kate


44%

Sun


38%

Jin


31%

Sayid


31%

Hurley


31%

Boone


25%

Michael


25%

Claire


19%