1. Harmonium (5:28)
2. Balance (3:58)
3. Closer (6:20)
4. Are You There? (4:59)
5. Childhood Dream (2:10)
6. Pulled Under At 2000 Meters A Second (5:23)
7. A Natural Disaster (6:27)
8. Flying (5:57)
9. Electricity (3:51)
10. Violence (10:41)
2. Balance (3:58)
3. Closer (6:20)
4. Are You There? (4:59)
5. Childhood Dream (2:10)
6. Pulled Under At 2000 Meters A Second (5:23)
7. A Natural Disaster (6:27)
8. Flying (5:57)
9. Electricity (3:51)
10. Violence (10:41)
Anathema es una de esas bandas que suponen un Rara Avis dentro del abigarrado panórama musical. Pese a sus numerosos cambios de formación y a su búsqueda constante dentro de la maraña de géneros musicales, han logrado labrarse un espacio propio en el que la posibilidad del esparcimiento de las inquietudes artísticas no es frenado ni cortado por las necesidades que imponen las modas, el mercado o las barreras estilísticas. No en vano, pese a su evolución musical, Anathema sigue siendo en esencia lo que era hace quince años: una banda de música amarga, triste y profundamente emocional.
Provenientes de la ciudad inglesa de Liverpool, Anathema iniciaron su carrera allá a principios de los 90. Junto con My Dying Bride y Paradise Lost dieron forma a lo que hoy se conoce como doom-death metal, un sub-género del doom metal en el que las voces propias del death toman el protagonismo. Posteriormente fueron introduciendo voces limpias en sus canciones y bajando la distorsión de las guitarras, a la par que bajaban las revoluciones de la batería. 1999, con la salida al mercado de Judgement, su quinto disco de estudio, está considerado como la retirada definitiva de Anathema de la escena del doom metal, para desviarse hacia terrenos musicales inexplorados como pueden ser el rock alternativo, el rock atmosférico y el rock progresivo. Tras la publicación en 2001 del excelente A Fine Day To Exit, en 2003 nos presentaron A Natural Disaster, su continuación lógica.
Con una formación consistente en Vincent Cavanagh a las voces y a la guitarra rítmica, Daniel Cavanagh a la guitarra solista y a algunos teclados, Jammie Cavanagh al bajo, Les Smith a los teclados, John Douglass a la batería y Lee Douglass como vocalista auxiliar, Anathema nos entregan 55 minutos de música bajo el título de A Natural Disaster.
En ésta, su séptima entrega discográfica, Anathema nos invitan a realizar un viaje a las profundidades de nuestra alma. No se trata de un conglomerado de 10 canciones reunidas con el objetivo de cumplir, sino de una unidad en la que cada pieza es indisociable de las demás. Se trata de una puerta abierta a la introspección de cada uno, de un espacio en el que poder contemplar nuestras alegrías y, principalmente, nuestras miserias. Es indagar en un camino plagado de sombras en el que, en contadas ocasiones, podemos percibir la luz. Es adentrarse en un valle de lágrimas en el que el dolor y el sufrimiento son necesarios para hallar la purificación espiritual.
En el plano musical, A Natural Disaster se aleja de los patrones que acercaron a Anathema al rock alternativo con A Fine Day To Exit. El camino elejido por la banda ha sido el de llevar sus composiciones por una senda más cercana a la de un rock tranquilo, minimalista, progresivo y claramente atmosférico. Prueba de ello es la inicial Harmonium, tema que se sustenta en unas melodías etéreas que guían los teclados, y a las que la voz se incorpora rápidamente con una percusión sintetizada dando al conjunto la sensación de ser una marcha funebre. La canción se mantiene tranquila y reposada, cual reflexión fría y desapasionada, hasta la irrupción de las guitarras. Uno de los puntos fuertes de la música contenida en este disco es la sensación de que una tormenta se avecina tras la calma, y Harmonium es fiel reflejo de ello, pues la sensación de tensión es abrumadora.
El dúo Balance/Closer, acentúa esa sensación de desasosiego. La primera comienza con un ritmo constante y preciso, y unos teclados que nuevamente guían una composición en la que Vincent Cavanagh clava una perfecta melodía vocal. La tempestad se avecina, y finalmente llega en la segunda mitad del corte, con la irrupción nuevamente de las guitarras. Tras ella está Closer, que en uno de los mejores enlaces que he ecuchado en mucho tiempo, vuelve a la calma por medio de unos teclados y una voz pasada por filtros electrónicos. A medida que la composición se desarrolla se van introduciendo nuevos elementos: riffes de guitarra, matices en los teclados, ruidos con pedales, etc. para acabar desembocando en el mismo lugar del que partió.
Are You There? es una composición de claras reminiscencias progresivas, en concreto pink floydianas. Tras un colchón de teclados y la voz en la sombra de Anna Livingstone, se va desarrollando un paisaje de profunda incertidumbre existencial que concluye en una llamada agónica y desesperanzada por hallar una identidad que se perdió en un mar de dudas. Más optimista es la instrumental Childhood Dream, en la que se escuchan niños riendo y jugando, y que inevitablemente hace pensar en la metáfora nietzscheana del superhombre como el niño creador que se ha liberado de todas sus pesadas cargas.
El ramalazo metálico llega con Pulled Under (At 2000 Metres A Second), que irrumpe con inusitada fuerza, rompiendo la tónica reinante durante los primeros cinco cortes del disco, y que recordará a los primeros pasos en la música de la formación inglesa. A Natural Disaster cuenta como encargada de la interpretación vocal con Lee Douglass, hermana del batería. Se trata de una preciosa composición que hara recordar a algunos a Portishead. Flying nos devuelve a los senderos progresivos con la que es una de las mejores composiciones de su carrera, sino la mejor. Una canción que es liderada por la amarga melodía vocal de Vincent Cavanagh, y que cuenta con una fabulosa interpretación a la guitarra solista por parte de su hermano Daniel. Una auténtica delicia para los oídos. (En el vídeo, interpretada en acústico.)
Se acerca el final del CD, y es el turno de Electricity. Canción que demuestra que no son necesarios demasiado ornamentos para componer una buena pieza: piano, voz y arreglos atmosféricos en los teclados, y poco más. El cierre del disco lo firma Violence, una canción instrumental profundamente emotiva, que arranca con un piano martilleando unas notas y al que se le van incorporando el resto de instrumentos. Una sensación de nostalgia invade el ambiente, hasta que la guitarra y la batería comienzan el festival de violencia sonora por medio de una desquiciada percusión y un constante riffeo. Poco a poco la avalancha se diluye, y en ella vuelve a emerger el piano, más melancólico que al principio, para ir desarrollando una partitura más propia del post-romanticismo que del rock, para concluir con unas notas que denotan esperanza más allá de la catástrofe. Sencillamente sublime.
Es difícil describir con palabras aquello para lo que no tenemos designaciones, y por tanto, toda descripción resulta ser un ejercicio de vacuidad en relación a dicho cometido. Sólo la música y la poesía parecen sugerir aquello para lo que nos sentimos impotentes toda vez que nuestro lenguaje ha dicho basta. Anathema, con A Natural Disaster, logran penetrar las barreras de nuestro lenguaje para inmiscuirnos en un terreno inhóspito y, por ello mismo, desconocido. "Solamente" por eso, se merecen la total y absoluta aprobación del que escribe estas lineas.
Me quedo con: Todo
Si te gustan: Porcupine Tree, Jeff Buckley, Radiohead, Opeth, Pink Floyd. Y si te gusta la música.
Provenientes de la ciudad inglesa de Liverpool, Anathema iniciaron su carrera allá a principios de los 90. Junto con My Dying Bride y Paradise Lost dieron forma a lo que hoy se conoce como doom-death metal, un sub-género del doom metal en el que las voces propias del death toman el protagonismo. Posteriormente fueron introduciendo voces limpias en sus canciones y bajando la distorsión de las guitarras, a la par que bajaban las revoluciones de la batería. 1999, con la salida al mercado de Judgement, su quinto disco de estudio, está considerado como la retirada definitiva de Anathema de la escena del doom metal, para desviarse hacia terrenos musicales inexplorados como pueden ser el rock alternativo, el rock atmosférico y el rock progresivo. Tras la publicación en 2001 del excelente A Fine Day To Exit, en 2003 nos presentaron A Natural Disaster, su continuación lógica.
Con una formación consistente en Vincent Cavanagh a las voces y a la guitarra rítmica, Daniel Cavanagh a la guitarra solista y a algunos teclados, Jammie Cavanagh al bajo, Les Smith a los teclados, John Douglass a la batería y Lee Douglass como vocalista auxiliar, Anathema nos entregan 55 minutos de música bajo el título de A Natural Disaster.
En ésta, su séptima entrega discográfica, Anathema nos invitan a realizar un viaje a las profundidades de nuestra alma. No se trata de un conglomerado de 10 canciones reunidas con el objetivo de cumplir, sino de una unidad en la que cada pieza es indisociable de las demás. Se trata de una puerta abierta a la introspección de cada uno, de un espacio en el que poder contemplar nuestras alegrías y, principalmente, nuestras miserias. Es indagar en un camino plagado de sombras en el que, en contadas ocasiones, podemos percibir la luz. Es adentrarse en un valle de lágrimas en el que el dolor y el sufrimiento son necesarios para hallar la purificación espiritual.
En el plano musical, A Natural Disaster se aleja de los patrones que acercaron a Anathema al rock alternativo con A Fine Day To Exit. El camino elejido por la banda ha sido el de llevar sus composiciones por una senda más cercana a la de un rock tranquilo, minimalista, progresivo y claramente atmosférico. Prueba de ello es la inicial Harmonium, tema que se sustenta en unas melodías etéreas que guían los teclados, y a las que la voz se incorpora rápidamente con una percusión sintetizada dando al conjunto la sensación de ser una marcha funebre. La canción se mantiene tranquila y reposada, cual reflexión fría y desapasionada, hasta la irrupción de las guitarras. Uno de los puntos fuertes de la música contenida en este disco es la sensación de que una tormenta se avecina tras la calma, y Harmonium es fiel reflejo de ello, pues la sensación de tensión es abrumadora.
El dúo Balance/Closer, acentúa esa sensación de desasosiego. La primera comienza con un ritmo constante y preciso, y unos teclados que nuevamente guían una composición en la que Vincent Cavanagh clava una perfecta melodía vocal. La tempestad se avecina, y finalmente llega en la segunda mitad del corte, con la irrupción nuevamente de las guitarras. Tras ella está Closer, que en uno de los mejores enlaces que he ecuchado en mucho tiempo, vuelve a la calma por medio de unos teclados y una voz pasada por filtros electrónicos. A medida que la composición se desarrolla se van introduciendo nuevos elementos: riffes de guitarra, matices en los teclados, ruidos con pedales, etc. para acabar desembocando en el mismo lugar del que partió.
Are You There? es una composición de claras reminiscencias progresivas, en concreto pink floydianas. Tras un colchón de teclados y la voz en la sombra de Anna Livingstone, se va desarrollando un paisaje de profunda incertidumbre existencial que concluye en una llamada agónica y desesperanzada por hallar una identidad que se perdió en un mar de dudas. Más optimista es la instrumental Childhood Dream, en la que se escuchan niños riendo y jugando, y que inevitablemente hace pensar en la metáfora nietzscheana del superhombre como el niño creador que se ha liberado de todas sus pesadas cargas.
El ramalazo metálico llega con Pulled Under (At 2000 Metres A Second), que irrumpe con inusitada fuerza, rompiendo la tónica reinante durante los primeros cinco cortes del disco, y que recordará a los primeros pasos en la música de la formación inglesa. A Natural Disaster cuenta como encargada de la interpretación vocal con Lee Douglass, hermana del batería. Se trata de una preciosa composición que hara recordar a algunos a Portishead. Flying nos devuelve a los senderos progresivos con la que es una de las mejores composiciones de su carrera, sino la mejor. Una canción que es liderada por la amarga melodía vocal de Vincent Cavanagh, y que cuenta con una fabulosa interpretación a la guitarra solista por parte de su hermano Daniel. Una auténtica delicia para los oídos. (En el vídeo, interpretada en acústico.)
Se acerca el final del CD, y es el turno de Electricity. Canción que demuestra que no son necesarios demasiado ornamentos para componer una buena pieza: piano, voz y arreglos atmosféricos en los teclados, y poco más. El cierre del disco lo firma Violence, una canción instrumental profundamente emotiva, que arranca con un piano martilleando unas notas y al que se le van incorporando el resto de instrumentos. Una sensación de nostalgia invade el ambiente, hasta que la guitarra y la batería comienzan el festival de violencia sonora por medio de una desquiciada percusión y un constante riffeo. Poco a poco la avalancha se diluye, y en ella vuelve a emerger el piano, más melancólico que al principio, para ir desarrollando una partitura más propia del post-romanticismo que del rock, para concluir con unas notas que denotan esperanza más allá de la catástrofe. Sencillamente sublime.
Es difícil describir con palabras aquello para lo que no tenemos designaciones, y por tanto, toda descripción resulta ser un ejercicio de vacuidad en relación a dicho cometido. Sólo la música y la poesía parecen sugerir aquello para lo que nos sentimos impotentes toda vez que nuestro lenguaje ha dicho basta. Anathema, con A Natural Disaster, logran penetrar las barreras de nuestro lenguaje para inmiscuirnos en un terreno inhóspito y, por ello mismo, desconocido. "Solamente" por eso, se merecen la total y absoluta aprobación del que escribe estas lineas.
Me quedo con: Todo
Si te gustan: Porcupine Tree, Jeff Buckley, Radiohead, Opeth, Pink Floyd. Y si te gusta la música.
Puntuación: 10 /10
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