Cada vez tengo más claro que jamás volveré a pasarlo mal con una película de ese género denominado cine de terror. Puedo afirmar y afirmo que sólo me he cagado en mi asiento con El Resplandor, de Dios alias Stanley Kubrick. Y no tenía más de seis o siete años entonces. Fue idea de mi padre, aunque eso ya es otra historia (también fue idea suya, y también es otra historia, ver cuando tenía esa misma edad, y durante unas navidades, 2001: Una odisea del espacio en Antena 3. Ahora ya sabéis quién tiene la culpa de todo). Si ahora volviera a verla, no me daría miedo, aunque eso no signifique que no la valoraría como una muy buena película. Del resto de películas que he visto en mi vida, la sensación más parecida al terror que he sentido con ellas ha sido el suspense y la intriga. Y sobra decir que de las presuntamente terroríficas, si me han parecido buenas, es porque me han hecho gracia.
Quiero pensar que esto es normal. Que nos hacemos mayores y distinguimos lo real de lo imaginario. Que a medida que la vida nos va enseñando lecciones aprendemos a no temer a las cosas que antes desconocíamos. Que una sociedad bombardeada constantemente por noticias de corrupción, guerras y asesinatos es una sociedad que ha perdido toda sensibilidad. Que un mundo en el que los Os y los 1s permiten la interconexión de mi ordenador con uno de Tegucigalpa es un mundo en el que toda pregunta puede ser contestada en un número finito de pasos por medio de un algoritmo. Bueno, quiero pensar todo esto y así autoconvencerme de que el hecho de que las películas de terror no me acojonen tiene su razón de ser en mi mayoría de edad, mi experiencia, mi insensibilidad y en el principio de bivalencia. Pero no amigos, eso es una absoluta gilipollez (innegable lo del principio de bivalencia). Si las películas de terror no me acojonan es porque las películas de terror son una puta mierda. Y tengo pruebas, pruebas de que soy sugestionable.
Cambiemos de tema y en vez de hablar de cine hablemos de videojuegos. La cosa cambia, pero no mucho. De todos los juegos que había jugado en mis 21 años y cinco meses de vida, ninguno me acojonó. Ni siquiera un pedo. Hasta que lo descubrí. Su nombre: Call Of Cthulhu Dark corners of the Earth. No voy a hablaros del videojuego, eso lo dejo para otro día. Lo que me interesa aquí es decir que con 21 años ha habido algo (más allá de una pistola encañonándome en la vida real o cosas por el estilo) que me haya acojonado. Una pequeña muestra, para que al menos os empapéis de lo que hablo.
Con todos ustedes, el mejor momento del juego.
Acojonados, ¿verdad? ¿Eh, eh? Pues claro que no, ¿qué os esperabais? El visionado del vídeo de un videojuego jamás será equiparable a la experiencia que se tiene al jugar el videojuego. Cuando se juega a un videojuego, especialmente si es en primera persona, la propia mecánica pide que te sumerjas en la acción, que te metas en la piel del personaje. Y todo esto favorece la sugestión. Mi sugestión en este caso; la ilusión del miedo.
Y con esto regreso al tema del cine. El hecho de que las películas de terror, en cuanto que pelis de terror, sean todas una puta mierda es debido a que el cine, tal y como lo entendemos actualmente, es una puta mierda de medio de representación para el terror. Cuando ves una película te mantienes como un voyeur, es decir, como un sujeto totalmente pasivo. Ves a los personajes y los podrás comprender mejor o peor psicológicamente, predecirás o no sus actos y, en general, ejercerás las clásicas tareas cognitivas que realizas al ver una película. Pero jamás serás uno de los personajes de la historia o, al menos, no en el sentido en el que lo puedes ser en un videojuego. En los juegos, no es que tengas que ser el personaje (no, aún no he perdido el juicio. El ordenador bien, gracias), pero sí tienes que actuar como si fueras el personaje para avanzar en la historia. Ahí está la magia. Básicamente el truco consiste en que te tienes que mantener como sujeto activo ante la historia. La sugestión ha comenzado.
Decía en el párrafo anterior: "tal y como lo entendemos actualmente". El cine. Lo decía porque alguien podría decir cosas como: ¿Y cuando las películas sean en 3D? ¿Y si se hiciera una película íntegramente en primera persona (algo que se ha hecho por cierto)? No niego que por medio de ciertos avances técnicos el género del terror pueda llegar a asustar medianamente más de lo que lo hace ahora. Pero lo cierto es que todo avance que sea aplicable al mundo del visionar una película es aplicable al mundo del jugar a un videojuego. ¿Es, sin embargo, posible extrapolar el actuar como si al mundo del cine? Me temo que no sin cambiar la idea que tenemos de cine; (e inversamente) no sin cambiar el sentido de la expresión Aquí huele a caquita.
6 comentarios:
WAAAAAAHHH!!
Rekuerdo perfektamente esa parte del juego, fue una experiencia impresionante ke kualkier buen jugador debería probar.
Por lo ke respekta a la interacción de los usuarios en la historia eso trabaja komo un arma de doble filo, kon el acerkamiento ke se ha venido dando a los videojuegos de aki a un par de años atrás al gran público muchos videojuegos son tan mierdosos y aburridos komo las malas pelíkulas, inkluso más en algunos kasos; los guiones kada vez son peores y los usuarios tratados komo idiotas, y esto último va dirigido especialmente a Electronic Arts.
Por suerte o por desgracia (para EA) todavía kedan kompañías y desarrolladores serios ke pretenden estimular a sus usuarios y subir el listón en kuanto a kalidad,tanto de forma komo de kontenido, vease Bethesda, Rockstar, ICO o Valve por ejemplo.
1 saludo!
deduzco que el único género que te afecta es la comedia, que es el único que puede funcionar de acuerdo a sus propósitos sin que te importen una mierda los personajes
yo es que a mi no me gusta tener miedo...
Qué razón llevas "mekawendiez". El único en el que he tenido que parar y encender la luz por acojone. Al Doom3 no. Puede que esto se haya visto tremendamente incrementado por todo lo que he leído de Cthulhu y amigos. Pero vaya, no deja de dar miedo.
Lo que comentan por ahí de "no me gusta tener miedo". Pues claro que sí, para gustos están los colores. Pero el miedo es otra sensación más y a veces es muy grato experimentarla. Recuerdo tener 14 o 15 años y leer libros de terror de la vieja escuela en la cama, con la manta hasta la nariz, y estar allí totalmente paralizado. Y a medida que avanzabas te sentías más acojonado, pero no se podía parar. (Recomendación: La casa en el confín de la tierra. De William Hope Hogdson)
Y lo de las pelis es muy cierto. No caen más que chuzos pringados de mierda. Aunque de vez en cuando sale alguna que te hace experimentar algo parecido al miedo. Ahora te recomiendo una pero haz lo que yo te diga. Mothman, de noche y sólo iluminado por la luz de la pantalla. Sin ningún tipo de interrupción.
Ala, Mothman, me mola bastante la primera mitad de la peli, pero bastante además... Qué putada que parece que el guionista se quedó sin ideas para desarrollar ese guión. Puta mierda, un experto en cine como tú, Gabico... ¿de verdad te gusta ese final? Eso sí, suspense sabe crear, eso no te lo niego. Suspense que te pasas.
No no, si el final es una pedazo de mierda tremenda.
Pero yo sólo hablaba del miedo que llegan a producir un par de escenas. Sobre todo la del teléfono en el motel. Me puso los pelos de punta, está muy lograda.
El resto del film... pues bueno, no está mal, aunque merecía otro final o mejor contado. Le pasa lo que a Spielberg.
Y bueno, lo de yo experto en cine... me halaga de verdad, pero soy poca cosa.
Publicar un comentario