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domingo, 28 de octubre de 2007

Los espías también son commandos

He estado los últimos tres días jugando al Commandos: Behind Enemy Lines. Qué maravilla de juego. Podría estarme horas hablando de las bondades del título de la compañía catalana Pyro, pero sólo me estaré unos minutos.


Si no habéis jugado nunca a Commandos, o a cualquiera de sus secuelas, a modo de introducción, deciros que se trata de un juego de estrategia táctica en tiempo real. Que sea en tiempo real significa que no va por turnos, es decir, que con independencia de tus acciones, el resto del mapa seguirá actuando como si no existieras. La cuestión es que sí existes y tu objetivo es que ellos no lo hagan. Que sea de estrategia táctica tan sólo significa que tendrás que tomarte un breve periodo de planificación a la la hora de llevar a cabo tus acciones.

A la cabeza se me viene el Command And Conquer (sí, estoy anticuado), que por sistema de juego, podría decirse que es similar. Sin embargo, en Commandos no controlas escuadrones, controlas soldados individuales. Y ahí reside la gracia. En cada misión controlas a un puñado de estos soldados, cada uno de ellos con habilidades propias y especiales. El asunto es que para superar las misiones tendrás que conjugar todas estas habilidades. Todos los commandos son importantes; sin uno de ellos no podrás superar cada misión.

Cuentas con un Boina Verde, especialista en el cuerpo a cuerpo y en ¡enterrarse a sí mismo!, un zapador y artificiero, un marine capaz de bucear y controlar todo vehículo marítimo, un conductor especialista en vehículos nazis, un francotirador con una puntería asombrosa y un espía capaz de mimetizarse con los oficiales alemanes. Vamos, cuentas con seis commandos, ni uno más ni uno menos.

La cuestión y móvil que me ha llevado a escribir estas líneas es el hecho de que al terminar el juego aparece una outro. Como el 90% de los vídeos finales que se reproducen al finalizar un videojuego es caquita. Pero bueno, eso no sorprende, y de hecho, es secundario. Realmente me da igual que la paupérrima voz en off, de profesor de historia que pide a gritos su muerte ya, diga paridas acerca de que la segunda guerra mundial ha terminado y que todo el mundo es feliz porque el mundo se ha salvado de la amenaza nazi mientras se reproducen imágenes de archivo reales. No, lo que realmente me jode es el hecho de que diga al final:
La guerra ha terminado. Un grupo de hombres excepcionales ha sido testigo y actor de algunos de sus momentos más dramáticos y decisivos. Un pequeño y valeroso grupo de Commandos.
Y que se muestren imágenes de fondo en las que aparecen el boina verde, el zapador, el conductor, el francotirador y el marine mientras hondea una bandera con el logo de los Commandos. Así, en plan cutre salchichero.

Y yo digo, ¿y qué pasa con el espía? ¿Es que no es un commando o qué? A ver cómo te pasas algunas misiones sin él. Es que cago en sos. Vale, no es creíble que con esa voz de francés amanerado con la que contesta a todas tus órdenes consiga hacerse pasar por alemán. Es bastante dudoso que más allá de su tarea como commando esa especie de ser vivo merezca vivir. E incluso es bastante cuestionable que su inclusión en el juego sea un error. Pero una vez incluido, no se le puede pagar con la moneda de la indiferencia y el no reconocimiento. No señor.

Muy mal señores programadores del Commandos por no saber hacer justicia, por no reconocer al César lo que es del César. Y es más, ese ninguneo está totalmente injustificado. Desde aquí no puedo sino hacer patente mi más sentida muestra de condolencia ante el espía.

Estamos contigo espía. Tú también eres un commando.

2 comentarios:

David Baz dijo...

El país ha confirmado esta mañana que el espía ha denunciado a los programadores. La fiscalía pide para ellos una multa de 500.000 € por daños psicológicos, un mínimo de 4 meses de cárcel para el programador y la pena de muerte para el narrador. Lo confirma la agencia EFE.

Ignatius Reilly dijo...

Todo lo que se haga estará a millones de megaparsecs de conseguir algo parecido a "hacerse justicia". El daño está hecho.