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domingo, 30 de septiembre de 2007

Santana Lopes se marcha en medio de una entrevista

El miércoles, 26 de septiembre de 2007, sucedió algo bastante curioso en SIC Noticias, cadena privada de cable de la televisión lusa. La periodista Ana Lorenço realizaba una entrevista en horario de máxima audiencia al ex-primer ministro del país (2004-2005), Pedro Santana Lopes. El acto estaba programado con el fin de debatir la actual división interna del partido social demócrata, del que Santana Lopes forma parte. Sin embargo, mientras el político portugués analizaba las consecuencias de esta lucha interna en el partido, Lorenço le interrumpe y anuncia la llegada a Lisboa del ex-entrenador del Chelsea, José Mourinho. Este corte sucedió a las 22:41. A continuación, entablan una conexión con un enviado especial al aeropuerto lisboeta, que cubre la información. Y la información es que Mourinho no quiere hacer declaraciones. Que Mourinho quiere descansar. Y se arma el tinglado.



Para los que no entiendan el portugués, la traducción es ésta (sacada de El País):
-Estábamos….

-¿Sabe dónde estábamos realmente?, preguntó Santana

-Sí…

-¿Y usted cree que se justifica la interrupción?, disculpe la pregunta, -añadió el político. José Mourinho es más importante que todos nosotros, sin duda ninguna. Y su llegada pone al país en delirio. Y estos problemas de los partidos y la política no interesan nada a la gente. (…)

“Ustedes me han invitado a venir”, prosiguió Santana Lopes, “y yo he venido aquí con sacrificio personal; pero he sido interrumpido para ver la llegada de un entrenador de fútbol. Creo que el país está loco, perdone que le diga, con todo respeto, y por tanto no voy a continuar la entrevista. Creo que la gente tiene que aprender. ¿ bem?”.

Y se marchó. Con dos cojones. Porque manda cojones que la llegada de un entrenador de fútbol eclipse la intervención de un ex-primer ministro de un país. Como dice Santana Lopes, eso es un delirio. Y habrá a quien esto le suene a una demostración de prepotencia mal medida. A mi me parece un acto perfectamente consecuente.

Es cierto que estamos hablando de una entrevista organizada por una televisión privada, con intereses y móviles particulares. Pero no menos cierto es que el papel de un medio de comunicación en la sociedad le otorga una responsabilidad consistente en decidir cuáles son los contenidos más apropiados de cara al espectador. Es decir, en tanto que con poder mediático debería cumplir una función pedagógica. Y entiéndase esto en el débil sentido de informar sobre contenidos relevantes, es decir, estableciendo una jerarquía en la relevancia de los contenidos en función de lo que debería ser de interés general. No se entienda esto como una difuminación de la delgada línea que separa la información de la formación (en sentido peyorativo: crear ideología, etc.).

Sí, lo sé, el planteamiento es demasiado iluso. Las corporaciones no funcionan mediante móviles filantrópicos. Si cortaron la entrevista para seguir en directo la llegada de Mourinho fue porque eso vende más que la entrevista. Pero en tal caso, y dado que la llegada a la capital del entrenador ya se conocía con antelación, no tiene sentido pactar una entrevista con un ex-presidente para tratar temas de interés general, y luego cortarla en mitad de una respuesta. No ya por ser un insulto al invitado. Más bien por prostituir uno de los pocos espacios existentes en los medios de comunicación en los que se da la palabra directamente a un político, sin cortes ni frases sacadas de contexto. Es decir, por menospreciar a la inteligencia del espectador y, por tanto, menospreciar a la inteligencia del electorado. Flaco favor a la democracia.

Todo esto podía haberse organizado otro día. O simplemente grabar la entrevista y emitirla en diferido. Si se hubiera hecho esto último, las sospechas caerían sobre la cadena al haber indicios bastante plausibles de un amaño en el acto: preguntas pactadas con antelación. Esto no interesaba.

Se mire por dónde se mire, el planteamiento o la logística de los acontecimientos beneficiaba a la cadena, que aunaba en horario de máxima audiencia una entrevista a un político de peso acerca de una situación política de candente actualidad y a la figura más mediática del deporte nacional. Una apuesta segura. ¿Para todos? Santana Lopes se olió el decorado y vio que su papel en la función no era precisamente el consensuado. Así que decidió no apostar. Nada que decir.

Freekick Fusion

Freekick Fusion es mi nueva adicción. Se trata de un videojuego online que puedes encontrar en páginas como Minijuegos y similares. Es un juego de fútbol o, más bien, un juego acerca de una faceta del fútbol: el lanzamiento de faltas. No tiene más; tampoco lo necesita porque es tremendamente adictivo. Sí, soy un tipo simple, pero es que yo no le pido mucho más a un videojuego y las adicciones no requieren de tipos especialmente complejos.

El juego tiene dos modos: single player y multiplayer. En el primer modo juegas contra la máquina y consiste en tirar faltas al portero que es controlado por el programa. Cada vez que marcas tres goles subes un nivel y, a medida que esto sucede, la cosa obviamente se complica: hay más muñecos en la barrera y el portero cada vez es menos tonto. En este modo de juego hay una barra a la derecha que cumple la función de indicador del tiempo que te resta para que consigas subir de nivel (marques tres goles) y, a la vez, de multiplicador de los puntos que consigas por cada gol. A medida que vas subiendo de nivel entras a formar parte de una clasificación en base a los puntos logrados en la que están computados todos los resultados de los usuarios. Pero bueno, más allá de este hecho, el modo en sí no reviste gran interés.

Como en todo juego online, la salsa la pone la interacción directa con otros usuarios. Y es ahí donde el modo multiplayer saca a relucir todas sus virtudes. Con un total de diez servidores, cada uno con el nombre de un estadio mítico (Wembley, Bombonera, Saint Dennis...), tienes la posibilidad de enfrentarte a numerosos jugadores de todo el mundo. Hay cuatro modos de dificultad, cada uno de ellos definido por una determinada cantidad de muñecos en la barrera. De esta manera, tienes la posibilidad de jugar con un sólo muñeco como muro así como con siete. Cuando te enfrentas a otra persona, el mecanismo es como en los lanzamientos desde el punto de penalty: cinco lanzamientos por cada jugador alternativamente. Cuando te toca controlar al portero, manejas un recuadrito verde con el rótulo de super save, de tal forma que si el lanzamiento del contrincante entra dentro del lugar donde has colocado el recuadro, el portero hace una intervención de mérito. Pero si la cagas, lo más normal es que te claven un chicharro y acabes maldiciendo al idiota de los guantes.


Tengo entendido, eso me han dicho, que te puedes registrar, aunque no se cómo hacerlo. También desconozco si hay que pagar o no en el caso de que exista ese tal registro. De todas formas da igual porque se puede jugar gratuitamente y la base de datos almacena tus progresos. De haber registro, creo que sólo sirve para poder comunicarte por chat contra el adversario, hecho no despreciable. Siempre es bonito en esta clase de juegos desfogarte sin contemplaciones de la índole más elevada soltando improperios al rival, es decir, cagándote en su padre, alabando las virtudes de los miembros femeninos de su familia en las artes amatorias y, en general, y por tanto en sentido abstracto, vomitando en la cara al émulo de turno. Todo esto te pierdes si no te registras. En caso de que haya registro.

Si todo esto te ha servido para tener el más mínimo interés en probar el juego, eso es algo que desconozco y que, a decir verdad, tampoco me importa. Pero bueno, como siempre que se escribe éste tipo de cosas queda de puta madre dar el enlace a la página en cuestión, no me voy a negar el privilegio de hacerlo (pincha sobre la foto que lleva este post) (ala, que majo y que buena persona eres), aunque no sepa muy bien el por qué lo haga. Dios bendiga las convenciones. En especial las más absurdas.

viernes, 28 de septiembre de 2007

La paradoja de Hempel

La ciencia se ocupa de crear modelos que describan y expliquen cómo funciona el mundo. Esto lo hace por medio de teorías e hipótesis que han de ser confrontadas empíricamente con lo que sucede. En ese sentido hablamos de confirmación o disconfirmación: una hipótesis ha sido confirmada cuando ha sido suficientemente corroborada por los hechos; paralelamente, ha sido disconfirmada cuando no ha sido corroborada por los hechos, y, en este caso, refutada. De este modo, las teorías han de pasar por el tribunal de la experiencia, quien dictamina la validez o no de éstas. Más o menos así son nuestra intuiciones más primarias acerca de cómo es el funcionamiento de la ciencia. El sentido común nos dice que así son las cosas.

Sin embargo, el sentido común no siempre acierta en sus estimaciones. Existen numerosos ejemplos que ponen en entredicho la fiabilidad de nuestro "sexto sentido". Por citar algunos casos: la tierra no es plana o el sol no gira alrededor de la Tierra son ejemplos paradigmáticos de cómo, en estos casos, la ciencia contradice el sentido común.

En 1943, Carl Hempel, filósofo de la Ciencia, mostró que la idea de confirmación empírica encierra una curiosa paradoja. Supongamos que tenemos un enunciado científico que afirma que Todos los cuervos son negros. Siguiendo el método hipótetico deductivo, de éste enunciado cabe inferir infinitos enunciados existenciales acerca de objetos que son cuervos y, además, son negros.

Sin tener en cuenta el problema de la inducción, y asumiendo que dada una cantidad muy grande de observaciones el enunciado universal Todos los cuervos son negros sería confirmado, se nos presenta la siguiente paradoja: el enunciado Todos los cuervos son negros es equivalente lógicamente al enunciado Todas las cosas no-negras son no-cuervos. Básicamente es aplicar la ley de contraposición a la primera frase. Ahora bien, una evidencia empírica que confirme Todos los cuervos son negros, a saber, un cuervo negro, a la fuerza confirmará el enunciado Todas las cosas no-negras son no-cuervos. Y a la inversa. Así que si yo observo una cosa que es roja y que es cenicero, estoy confirmando la hipótesis de que Todos los cuervos son negros. Lo cual es bastante contrario a la intuición, a parte de ser una curiosa forma de practicar la ornitología sin salir de casa.

Según Hempel, lo que está equivocado es la intuición o sentido común. Que yo vea un gusano amarillo confirma perfectamente la proposición que dice que Todos los cuervos son negros, sólo que en un grado porcentual infinitésimo. Según éste planteamiento, todos los objetos del universo juegan un papel esencial en la actividad científica, pues a todos hay que tenerlos en cuenta a la hora de valorar el grado o porcentaje de fiabilidad que una hipótesis científica nos despierta.

Sin embargo, no pocos filósofos han criticado este planteamiento. Para ello barajemos dos hipótesis evidentemente contradictorias: Todos los cuervos son negros y Todos los cuervos son blancos. Se trata de dilucidar cuál de las dos hipótesis es correcta, pues está claro que ambas no pueden serlo al mismo tiempo. Ahora bien, ¿qué pasa cuando planteamos como evidencia observacional el avistamiento de una cabra de color turquesa? La consecuencia paradójica es que ese enunciado confirma tanto a Todos los cuervos son negros como a Todos los cuervos son blancos, pues se trata de un objeto que no es ni negro ni blanco y tampoco es un cuervo. Pero, ¿cómo algo puede confirmar a la vez a dos hipótesis mutuamente contradictorias?

Que algo no funciona en el planteamiento del problema es evidente, ahora bien, ¿qué es? Los filósofos de la ciencia siguen discutiendo acerca de qué pueda ser, y la discusión, no parece tener fin. A no ser que llegue un iluminado y formule la cuestión en otros términos. ¿Eres tú ese iluminado? Me da igual.

Holywood, antropología y cultura vasca. Qué gran combinación.

Que mágica puede ser la percepción de otra cultura. Ves costumbres y valores que te resultan extraños y te sorprendes. Es como descubrir un mundo nuevo. Pero ya si te inventas la percepción, entonces... ¡es ya la puta ostia! Esto es lo que hacen los americanos y, claro, les queda de puta madre. Quedan como Dios ante el resto de los mortales. Ellos hacen y deshacen porque ellos rigen las pautas de comportamiento del resto de las sociedades. Y todo gracias a Holywood.

De todos es sabido que en Holywood les importa un pimiento que sus historias resulten creíbles o no. No les interesa la credibilidad; más bien el beneficio. Cuando los guionistas escriben los diálogos, caracterizan a los personajes y desarrollan las tramas argumentales, intentan crear un producto apetecible, es decir, vendible. Y los productores buscan precisamente eso: la rentabilidad. Porque Holywood es una gran industria, y sus espectadores, los consumidores. Así que los productos ofertados intentan responder en gran medida a los intereses y gustos del público.

El problema de todo esto no es la calidad o la ausencia de ella en los planteamientos de las películas. Hay pelis buenas y malas, y esto es totalmente independiente del leivmotiv que guía la actuación de las grandes compañías. El problema, más bien, es que esos productos salen de Estados Unidos, su principal mercado, y llegan a otras partes del globo. Como Euskadi.

Y aquí llegamos al principio. Cómo mola eso de caricaturizar y exagerar hasta el esperpento la forma de ser en otros lugares o, directamente, inventarte todo el asunto. Sí, yo también quiero formar parte de Holywood, pero la verdad es que, en este caso, ni soy parte de Holywood, ni tampoco de su mercado. Y os mostraré por qué.

MACGYVER

Que puto amo es Macgyver, que viene al País Vasco, y nos pilla en el bosque como jamelgos. Pero eso no es nada. Lo que verdaderamente tiene mérito es que venga y, por arte de magia, haga que tengamos cara de mexicanos, vistamos como hace un siglo y digamos cosas como "venga azkar aimsnasnsa". Mención especial a la banda sonora, a medio camino entre Saber y Ganar y Al filo de lo imposible. Dicho sea de paso: la madre de Macgiver era una señora de mundo, sí señor...



Por cierto, el mensaje subliminal es: no visites Euskadi si no quieres molestar a Macgyver... y si eres botánico, ¡cuidado!, podríamos confundirte con un agente de seguros.

TITANIC

Este vídeo es una ración de incultura por partida doble, es decir, bilingüe. Lo jodido es que el euskera de la versión original es más verosímil que el de la versión doblada, lo cual manda cojones.



Pues eso, que Tarari Tukutú...

EL DESFILADERO DE LA MUERTE

Éste es mi vídeo preferido. Lo tiene todo: vascos franceses, flamenco, irrintxis, cesta punta, el lejano oeste y escenas a lo Yamakazi. Que guapo. Como molamos. Pero lo mejor de todo es la peli. ¡Qué gran argumento, los vascos conquistando el oeste! Ni de Bilbao ostia...



Sí cabrones, os hemos pillado. Sabemos la imagen que tenéis de nosotros porque la hemos visto con nuestros propios ojos. Sabemos que nos tomáis por unos salvajes y que ridiculizáis y exageráis nuestras costumbres. Sabemos que jamás llegaréis a entender nuestra lengua y que por ello lo más fácil es inventársela. Y sabemos todo esto, pero nos da absolutamente igual. Disfrutamos con ello. Nos encanta ver vuestra grotesca percepción de nuestra cultura porque así vemos reflejado en ello la decadencia de la vuestra.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Dos centinelas y dos puertas

Este acertijo me lo plantearon el sábado en medio de una borrachera. Sí, momento idóneo en todos los sentidos. El alcohol nunca ha sido amigo de la razón, y la verdad es que mi embriaguez acabó tan pronto como había encajado las piezas del puzzle. O al menos eso creía; y me refiero tanto a la solución como al hecho de que creyera que ya no estaba borracho.

Al acertijo se le puede poner toda la carga retórica que se quiera, pero básicamente el enunciado sería el siguiente: Te encuentras en una habitación con dos puertas. Una te lleva al cielo y la otra al infierno, pero no sabes cuál te lleva a cada destino. Paralelamente, hay dos centinelas que cobijan cada uno una puerta. Uno siempre miente y el otro siempre dice la verdad, pero no sabes cuál es cuál. Además, no sabes que puerta cobija cada uno. El asunto consiste en que sólo puedes hacer una única pregunta a uno de ellos. Con la respuesta que te dé debes deducir cuál es la puerta que te lleva al cielo. ¿Cuál es esa pregunta redentora?

(Si te apetece pensar, y por tanto sufrir, deja de leer las siguientes líneas.)

Antes de enunciar la pregunta como si de un chispazo divino se tratara, conviene pensar que tan sólo hay cuatro combinaciones posibles entre el par de centinelas y el par de puertas. El espacio lógico de posibilidades puede representarse mediante la siguiente tabla:


La pregunta que planteemos tiene que contar con una respuesta unívoca en cada una de éstas situaciones; no puede llevar a contradicción. Además, puesto que uno miente y el otro dice la verdad, la pregunta que le planteemos a uno tendrá que versar acerca de algo que diga el otro, de modo que esto nos permita inferir consecuencias en base a la matriz de arriba.

Lo interesante del acertijo es que no sabemos ni quién miente ni quién dice la verdad. Por tanto, una pregunta acerca de si mienten o no no llevará a ningún lado. Por ejemplo: si le pregunto a un centinela: ¿el otro miente cuando dice que su puerta es la del cielo? Si me contesta que sí, entonces el otro miente y éste me está diciendo la verdad, por lo que la puerta del cielo estaría cobijada por el que me contesta. Pero esa es una posibilidad de entre cuatro. Y podría ser que el centinela que me contesta mienta, en cuyo caso la afirmación de que el otro miente sería mentira, pues es seguro que uno miente y el otro dice la verdad, así que el segundo cobijaría la puerta del cielo. Esto sería contradictorio con la primera opción. Pero más aún, si el que me contesta no miente cuando me dice que el otro no miente (me dice verdaderamente que el otro me dice la verdad) o si miente cuando me dice que el otro no miente (en este caso identificando mentira con falsedad, algo discutible), estaríamos ante auto-contradicciones; imposibilidades lógicas que frenan la deducción en virtud de un proceso infinito que viola la condición de que uno miente y el otro dice la verdad. Así que hay que plantear las cosas de otro modo.

Introduzcamos una pregunta que verse sobre las puertas, pero no subordinadas a la mentira o a la verdad, sino al revés, subordinando la verdad o la falsedad a las puertas. Algo como: Si le pregunto al otro centinela cuál es la puerta del cielo, ¿Cuál me dirá? Ahora mismo estamos en disposición de usar la tabla que hemos hecho antes.

Si se lo preguntamos al centinela mentiroso en caso de que cobije la puerta del cielo, nos contestará que el otro nos dirá que es la suya, porque aquel nos mentirá. Si se lo preguntamos al centinela honesto que cobija la puerta del infierno, nos contestará que es la suya, porque el otro mentirá. Si se lo preguntamos al centinela mentiroso que cobija la puerta del infierno, nos contestará que es la de él, porque nos estará mintiendo. Y si se lo preguntamos al centinela honesto que cobija la puerta del cielo, nos contestará que es la otra, porque es lo que dice el que miente que cobija la otra puerta.

Así que esa es la pregunta que hay que hacer. Resumiendo: todas las respuestas que nos den apuntarán hacia la puerta del infierno, por lo que la que tendremos que escoger será la otra. Hemos cumplido el requisito de la univocidad en las distintas posibilidades.

Naturalmente, cabe otra pregunta: Si le pregunto al otro centinela cuál es la puerta del infierno, ¿cuál me dirá? En este caso la decisión que deberemos tomar será coger siempre la puerta que nos digan que es la del infierno, en vez de la otra. La deducción es sencilla toda vez que se conoce la pregunta...

viernes, 21 de septiembre de 2007

El Taser de John Kerry

Todo sucedió el lunes, 17 de septiembre de 2007. Ese día John Kerry tenía programada una conferencia en la universidad de Florida y, según lo previsto, la impartió con normalidad. Al menos hasta que se abrió el turno de preguntas y respuestas. En éstas, un estudiante (Andrew Meyer) decidió tomar la palabra y realizar un par de preguntas al senador y candidato a la presidencia en 2004. La primera, por qué no tomó medidas ante la aparente manipulación de la elecciones a la presidencia que ganó Bush. La segunda, si Kerry pertenece a la sociedad secreta Skulls & Bones de antiguos estudiantes de la universidad de Yale. Acto seguido, y sin mediación en la respuesta del político "demócrata", las fuerzas de seguridad intentaron sacar al estudiante del auditorio. Ante la resistencia de éste, más efectivos de la policía entraron en acción. Tras llevarlo al fondo del auditorio, tumbarlo en el suelo y esposarlo, los guardianes de la ley consideraron que aún no habían hecho bien su trabajo. Era necesario tomar una última medida. Era fundamental aplicar un tratamiento de electrochoque para la completa reducción del "criminal". Mientras tanto, Kerry no dijo nada. Debió mantenerse como expectador privilegiado del espectáculo. Un espectáculo, que en apenas poco más de tres minutos, supuso la caída de su imagen. Ésta es la secuencia en imágenes de lo acontecido.



No resulta sorprendente, a día de hoy, situaciones como la vivida en la universidad de Florida el pasado lunes. Nuevamente somos testigos de violaciones de derechos básicos en un estado que digna de ser llamado democrático. Dudosa dignidad visto lo visto, por cierto. La libertad de expresión tiene unos límites, pero no alcanzó a divisar dónde estos se rozan con las preguntas de Meyer. Y naturalmente no llego a comprender la desmesurada intervención de las fuerzas de seguridad.

En lo tocante a la actuación policial, no puedo sino incidir en el hecho de que es más propia de un estado totalitario que de uno democrático. Es como si ante el sonido de ciertas palabras una señal de alarma se disparara y entraran en acción. Pero la culpa no es del brazo ejecutor. La culpa es de quien controla la alarma...

¿Qué será lo próximo? ¿Cuál será el siguiente derecho en caer? No deja de ser curioso que cuantas más guerras realizan para la "liberación" de otros países, inversamente ellos pierden paulatinamente la libertad que les ha caracterizado históricamente.

Pero bueno, todo esto no es nuevo. Es la dinámica en la que han entrado en los últimos años. Aunque tampoco por ello debería parecernos normal, y mucho menos legítimo. El modo de vida americano es algo que ya está estandarizado en la sociedad europea. Así que al menos, no copiemos también sus incipientes costumbres políticas.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Mi particular descenso a los infiernos

Mundijuegos es una página web donde personas con mucho tiempo libre se reúnen con otras personas con mucho tiempo libre y malgastan su tiempo impunemente y sin que nadie les diga lo tontos que son. El pretexto consiste en jugar a juegos como el póker, el mus, el ajedrez o el parchís. Pero no nos engañemos, estos juegos sólo sirven como escusas para tapar el hecho innegable de que lo único que ansían estas personas es perder el tiempo. Porque todos deseamos perder el tiempo; es sólo que nos engañamos a nosotros mismos diciéndonos lo contrario. Pero bueno, esa es otra cuestión.

Ayer me hice una cuenta en Mundijuegos; me hice usuario registrado de la página. Esto implica que mandé un SMS que me costó 120 céntimos. Ser usuario registrado, a parte de catalogarte como idiota, te da ciertos "privilegios" respecto a aquellos usuarios que utilizan el servicio de forma gratuita. Te da derecho a entrar en la clasificación de cada respectivo juego en función del número de partidas ganadas y partidas perdidas. Bueno, en realidad, esa es la única concesión, porque poder entrar en otras mesas sólo te da pie a jugar contra personas que gozan del primer privilegio, y al final, éste remite al primero. Pero valla, que no quiero liarme hablando de las trabas lógicas que suponen la enunciación sistematizada de los derechos que traen consigo mandar un SMS que cuesta 120 céntimos. De lo que quiero hablar es de mi adicción, de mi sucia y triste adicción.

Mi adicción se llama Superbúteo. Básicamente, no es más que la adaptación en formato videojuego del mítico juego de mesa Subbuteo. Si habéis clickado en el enlace y os habéis leído las apenas cuatro míseras líneas de contenido, deduciréis que en realidad a lo que juego debería llamarse Super-fútbol-de-mesa. Nombre, éste, notablemente más largo y menos glamouroso y carismático. Así que, en definitiva, soy adicto a un juego que tiene un nombre que no le corresponde. Lo cual es bastante triste.

Mi adicción no sería un problema si no le dedicara tanto tiempo. No sería una adicción. Pero ayer me registré y al ver mi tabla de resultados hace un rato he visto que he jugado 51 partidos. Y eso en un día. Bueno, en realidad en menos de un día. Porque estoy hablando de ayer, pero la verdad es que es como si fuese hoy, sólo que un poco tarde ya, porque aún no me he acostado. No han pasado ni 24 horas desde el registro y ya estoy en el puesto número 22 de la clasificación mensual. Lo cual, aparte de alabar mis cualidades para el juego de marras, no hace sino confirmar mi adicción.

La subscripción tiene un plazo de validez de 30 días. Esto significa que sale a razón de 4 céntimos por jornada. En cierto modo, creo que estoy rentabilizando mi dinero. Bueno, a quien quiero engañar. En realidad me está saliendo barata la adicción, que es bien distinto.

Ahora mismo estoy escuchando Hablar por Hablar. Está hablando un tipo que dice que ha sido alcohólico durante toda la vida y que está contando su vida como adicto. Vamos, lo típico en este programa, lleno de historias enternecedoras sobre traumas infantiles, violaciones, malos tratos, adicciones y problemas de insomnio. Pero, volviendo al tipo, lo que me ha dejado intrigado es el hecho de que diga que sigue siendo alcohólico aún a pesar de que lo ha superado. Ya sabéis que en las mierdas de terapias de alcohólicos anónimos y, en general, en terapias de grupo afines, te suelen decir que para superar un problema el primer paso es reconocer que tienes el problema y, aún cuando crees que lo has superado, la mejor actitud es pensar que sigues creyendo que tienes un problema. Lo cual me lleva a pensar que vaya mierda de terapias se montan algunos. Pero también me hace pensar que mi culo no quiere acabar sus días dando con una silla y explicándole a unos desconocidos que tengo un problema con el Superbuteo. Realmente sería patético. Si fuera otra persona, es decir, si no fuera yo, (me) daría una paliza.

Ahora mismo, me quedan 29 días de subscripción. Prometo que cuando terminen no volveré a jugar al superbúteo. ¿Por qué? Porque yo no tengo un problema.

martes, 18 de septiembre de 2007

Fotolog y MySpace: Menuda basura

No me gustan mucho los vídeos que se hacen con el loquendo. Casi todos suelen ser cutres y basan todo su artificio en la construcción de frases muy largas y con muchos tacos. Además los temas que tratan suelen ser insustanciales.

Bueno, el vídeo que os presento lleva el loquendo. No es que no sea insustancial, pero al menos tiene su gracia. Trata sobre los fotologs y los MySpace, esas páginas creadas por el diablo para la sobrepoblación de la red de contenido desechable. Aunque ahora que lo pienso al fin y al cabo son como los weblogs, pero bueno, eso ya es otra historia...



PD 1: Mi post número 69. ¡Qué ilusión!
PD 2: PD 1 es un típico comentario de Fotolog
PD 3: PD 2 tan sólo pretende corroborar lo que dice el vídeo

Heidi visto por Santiago Segura

En 1993 Santiago Segura logró el Goya al mejor cortometraje por Perturbado (Parte 1 y Parte 2). El corto en sí me parece bastante malo. Es lento y el final con todo eso de la mosca es un poco chorra. Lo mejor, y que no pertenece al corto estrictamente, es el doblaje que hace Segura de un fragmento de Heidi. Aquí lo dejo.



Akercocke - Antichrist (2007)



1. Black Messiah (0:56)
2. Summon The Antichrist (5:14)
3. Axiom (5:14)
4. The Promise (3:36)
5. My Apterous Angel (6:52)
6. Distant Fires Reflects The Eyes Of Satan (2:31)
7. Man Without Faith Or Trust (3:27)
8. The Dark Inside (6:43)
9. Footsteps Resound Of A Empty Chapel (4:19)
10. Epode (2:36)

Quien iba a decir a estas alturas de la película que, tras discazos como The Goat Of Mendes, Choronzon y Words That Go Unspoken, Deeds That Go Undone, estos ingleses iban a parir un disco tan colosal como es este Antichrist. Y es que su creciente "popularidad", más allá de la escena underground, podría indicar una comercialización de su propuesta. Ciertamente hubiera sido lo más sencillo, pero la verdad, me cuesta bastante imaginarme a esta gente, con sus trajes de película de Tarantino y todo su atrezzo, en un escenario tocando metalcore.

Antichrist supone la evolución natural de este quinteto de impíos. Su ya tradicional mezcla de black metal, brutal death y elementos progresivos, en esta ocasión la han profundizado y llevado a otro nivel, de modo que cada parte black suena más black que nunca, cada parte death más brutal y cada trozo progresivo más experimental y fresco. En ese sentido, éste quizá sea el disco más compacto que hayan producido hasta la fecha; tal vez, por ello, sea el disco más definitorio de lo que puede ser su propuesta.

En cuanto a la producción, intencionadamente o no, el sonido final conseguido es bastante crudo y, en ocasiones, demasiado sucio. Este hecho resalta con el trabajo realizado en pasados discos, en los que el sonido obtenido era más bien pulido. Esto podrá disgustar o no a sus seguidores. En mi caso, creo que la decisión ha sido un acierto, pues el tratamiento escogido ayuda a otorgar buenas dosis de maldad, principalmente a los pasajes atmosféricos que suelen crear en base a las guitarras acústicas y los sintetizadores. Pero también es verdad que la batería podría sonar más alta en algunas partes, principalmente en las más abrasivas.

En cuanto a las letras, pues nos encontramos lo típico en esta clase de grupos de índole satánica: referencias al maligno, sexo, mujeres desnudas, orgías, individualismo, materialismo, etc. Bueno, lo típico, hablando con propiedad, igual no: es bastante raro encontrar referencias filosóficas como las de Bertrand Russell o Richars Dawkins en esta clase de grupos. Tal vez por ello, ciertas asociaciones cristianas de Irlanda del Norte, radicadas en Belfast y Armagh (os aseguro por experiencia propia que éste pueblo, el de Armagh, es uno de los más siniestros en los que he estado, precisamente por su cristianismo y puritanismo exagerado, que se respira en el ambiente y se siente en el trato con las personas) protestaron por los conciertos que Akercocke iban a celebrar en dichas localidades por lo que, según ellos, era una mala influencia para la juventud. Hasta llegó a celebrarse un debate entre los líderes religiosos de las comunidades y la propia banda, todo ello en un programa de máxima audiencia de la BBC británica, acerca de la conveniencia o incoveniencia moral del mensaje de los ingleses.

Dicho esto, y para aclarar las cosas aunque resulte innecesario, el mensaje de Akercocke dista bastante del de algunas bandas de Black metal escandinavo de finales de los 80 y principios de los noventa de quemar iglesias, matar gente y violar a las hijas del vecino. Hoy en día, todo eso, parece ya estar superado. Pero quien sienta curiosidad, tiene las letras en la red, y que saque sus propias conclusiones.

Y entrando ya en materia de lo que nos ofrece este Antichrist, en primer lugar, 41 minutos de música. Duración ésta, ligeramente inferior a la de pasadas placas. El disco arranca con la introducción Black Messiah, un corte de menos de un minuto de duración plenamente industrial y que cumple perfectamente su función de hacernos entrar en la dinámica de lo que nos ofrecerá este Antichrist. Summon The Antichrist es la primera canción propiamente en reproducirse. Se trata de una pieza de death metal iracundo, llena de blast beats, en la que, ya en los primeros segundos, se percibe que el sonido de la batería se escucha sensiblemente más bajo que en otras placas, tomando mayor protagonismo la muralla sónica formada por las guitarras y el bajo, y otorgando de este modo al sonido un aspecto más compacto pero menos espectacular o grandilocuente. Destacable el interludio acústico y las voces limpias que impregnan al tema de cierto magnetismo que, sin embargo, no se disipa con la cohesión con las partes más rápidas y potentes. La outro del tema la conforma unos mensajes provenientes del maligno, detalle, éste, cuanto menos curioso.

El primer single elegido para la publicación del disco es Axiom. Y la decisión no podría haber sido más acertada, porque se trata del tema más ganchero de todo el album y todo un tour de force en el que se dan cabida todas las características del grupo. El tema se inicia con unos arpegios en guitarra acústica acompañados de unos blast beats en modo "tranquilo, no hagas mucho ruido, que jodes el climax", y la voz en su faceta más dulce de Jason Mendonca. Rápidamente, y tras unos fraseos, la distorsión se incorpora y llegamos al primer momento épico de la canción. Tras ello, puentean con una parte que incorpora un riff puramente thrash a la que a su vez enlazan con la segunda parte épica de la canción, ya en clave más black. A continuación enlazan con una parte desquiciada a medio camino entre unos Dillinger Escape Plan, con unos riffes disonantes y un bajo con mucho groove, y unos Deicide. Riffes y más Riffes y la caña prosigue hasta que llegamos al tercer momento épico de la canción, esta vez en formato de solo de guitarra al más puro estilo Opeth. En el aspecto lírico, la canción habla del tratamiento que el cristianismo hace de la muerte y destacable es una cita que extraen de Bertrand Russell y que puede oirse al final de la canción. La cita dice: I Believe that when I die I shall rot and nothing of my ego shall survive. No hay mejor resumen para la filosofía del grupo.



Estos tipos conocen perfectamente la teoría que dice que después de un arrebato de cólera lo mejor es un poco de calma. Y así lo hacen en The Promise, un tema lento y pausado, con una estructura cuasi doom, arreglos orientales, la voz grave susurrando unos versos y, en general, una atmósfera muy lograda. Lo curioso del asunto, es que la canción evoca maldad y desasosiego sin recurrir a la violencia, ya sea en forma de contundencia o en forma de rapidez. Con lo cual se demuestra que también conocen la teoría que dice que una canción no necesita recurrir a la agresividad para evocar sentimientos oscuros.

My Apterous Angel es la siguiente en sonar. Comienza con un arpegio de guitarra al que le sigue un palm mute al más puro estilo System Of A Down durante unos breves segundos. Por estructura, la canción recuerda a Axiom en el sentido de ir aumentando la agresividad poco a poco. A mitad de la canción llega un interludio acústico con una línea de bajo muy marcada al más en la línea de Opeth y la voz clara y limpia de Mendonca. Tras esto se nos ofrece una gran demostración de blackenned death metal. El solo llega hacia el último minuto de la canción, con un doble bombo contundente y preciso, y un cierto aroma thrash en los riffes. Sin duda, otra pieza clave en el disco. Distant Eyes Of The Soul Of Satan supone un interludio instrumental y atmosférico de dos minutos y medio de duración. Con ciertas reminiscencias orientales, el uso del sitar y otros instrumentos más típicos de un disco de Nile, la canción te sumerge en el clima de algo así como un ritual ancestral pagano.

Man Without Faith Or Trust es una descarga de brutal death metal técnico. Así que ya os podéis imaginar lo que os encontraréis en esta canción, riffes endiablados, síncopas por doquier, solos desquiciados, y bueno, por tratarse de Akercocke, alguna que otra parte con voz limpia en ciertos pasajes black. Y llegamos a The Dark Inside, una de las mayores sorpresas del disco, una canción que comienza en una línea a medio camino entre el death y el grindcore y que desemboca a los pocos segundos en una parte bastante acentuada de sónido típico pop. Sí, pop. Con guitarras típicas del Indie, batería juguetona y una parte cuasi electrónica en la que la presencia de sintetizadores y un bajo con mucha distorsión toman el mando. Pero el caso es que les queda muy fluida la mezcla. No se trata de dos canciones metidas con calzador en una, sino que realmente han conseguido enlazar las distintas partes con éxito. Curiosa fórmula la de este track, que a buen seguro creará división de opiniones. A mi personalmente, me parece una buena canción y, además, una decisión valiente, digna de cierta apertura de miras.

Footsteps Resound In A Empty Chapel comienza con un riff puramente Slayer, a medio camino entre el thrash y el death. En general, respeta las directrices del sonido impuesto por el resto del disco. Sin estar mal el tema, tampoco consigue decir demasiadas cosas nuevas. El final del disco llega con Epode, canción ésta, que no se si interpretarla en serio o como un gesto cómico. Imaginaros un corte intimista, con no demasiada ornamentación más allá de la necesaria y con ciertas reminiscencias a lo último de Anathema. Imaginaros una balada en esa onda y luego ponedle de letra una oda a Satanás. Ciertamente, me decanto por la segunda opción hermenéutica. Ahora bien, queda pendiente la cuestión de si comprenderla como una sátira al satanismo corriente o como una sátira a bandas con la pecuiar trayectoria de Anathema. Eso ya no lo sé. En cualquier caso, es una canción curiosa.

Resumiendo un poco estas líneas, este Antichrist supone la evolución lógica de Akercocke. Una evolución que sigue siendo fiel a las raices de la banda, tanto en su faceta más brutal y contundente como en su lado más experimental. Quizá encontremos menos virtuosismo que en pasadas entregas. Sin embargo y por contra, encontramos una propuesta mucho más sólida y compacta; más madura y, en definitiva, una síntesis de que ha sido, es y probablemente será Akercocke. Si no los conoces, este Antichrist es una buena tarjeta de presentación. Si ya los conoces, a buen seguro no te defraudarán. En cualquier caso, se trata de un disco que gana con las escuchas. Muy recomendable.

Me quedo con: Axiom, The Promise, My Apterous Angel, The Dark Inside
Si te gustan: Opeth, Cynic, Nile, Enslaved, Behemoth, Emperor, Slayer

Valoración: 9.1 /10

lunes, 17 de septiembre de 2007

¿Qué coño es el Death Metal?

Todo seguidor del mundo del metal se ha hecho alguna vez esta pregunta. Al menos todo seguidor que escuche metal con más carga adrenalítica que la de unos Helloween, por ejemplo. Y es que entre el maremagnum de sonidos es fácil perderse. Más si cabe cuando se describen por ahí grupos (no sin falta de razón) como misceláneas de distintos sub-géneros. Las etiquetas marcan referencias y todos tenemos referentes; otra cosa es que no sepamos definir muy bien en qué consisten estos.

En el caso del Death Metal, una primera aproximación podría inducir a definirlo como una amalgama de baterías arrolladoras, guitarras a todo trapo en afinaciones graves y distorsionadas a más no poder y voces guturales. Bien, pero eso sería quedarse en lo superficial. Amon Amarth y Morbid Angel encajan con esa descripción y, sin embargo, no son el mismo tipo de death metal. Por lo que para conocer que sea el death metal hay que conocer todos los vericuetos estilísticos que este estilo ofrece. Al menos en una primera aproximación.


Buscando por la red algo completamente distinto a lo que ofrece esta entrada me he topado con una página que analiza pormenorizadamente el tema que nos ocupa. Nunca me había encontrado con algo similar, y aquí os dejo el enlace a dicho sitio.

Realmente se trata de la descripción más completa que he visto nunca sobre el tema. El análisis se divide por un lado en la evolución histórica del género y, por otro, en las distintas sub-categorías que el término encierra. Análisis histórico y estilístico es lo que vais a encontrar en esa página / artículo. Útil para quien quiera adentrarse en el mundillo y una guía cómoda de consulta para el ya avezado.

Pero bueno, basta ya de comer pollas. Os advierto que es bastante largo de leer, por lo que no es aconsejable leerlo de una sola tacada (lo digo por experiencia). Además el color del fondo de la página no ayuda (ehhh, sí...) y el tamaño de la letra tampoco.

Aún con todo, hablamos de una proto-biblia del death metal. Sólo por ello merece echarle una ojeada. Y si directamente pasáis de hacerlo, pues vale. Pero os advierto que hay un capítulo dedicado a ese sub-estilo tan maléfico como es el death metal cristiano. ¡Por Zeus, yo no me lo perdería!

domingo, 16 de septiembre de 2007

Animusic

Animusic es una compañía americana especializada en la visualización en 3D de la música basada en el formato MIDI. Sus vídeos consisten en la complementación de los sonidos con las imágenes. Generalmente suelen usar motivos robóticos, industriales o simple y llanamente mecánicos. La ambientación suele darse en habitaciones. En lo musical, las composiciones suelen ser bastante imbricadas, con abundantes capas de instrumentos. Hasta ahora han lanzado dos colecciones de DVDs: Animusic (2004) y Animusic 2 (2005). Actualmente trabajan en la tercera entrega.

Mi vídeo preferido de ambas colecciones es Pipe Dreams, perteneciente a la primera compilación. Como curiosidad de este vídeo, decir que se lanzó como versión parcial de programa en tiempo real para Radeon de ATI, las tarjetas gráficas 9700 series.



PD: Ya podría sonar la batería del St. Anger así. Aunque fuese en MIDI. A pesar de no ser con Lars... Bueno, lo último no pesaría demasiado.

sábado, 15 de septiembre de 2007

La habitación china

¿Qué es la mente? ¿Qué es el pensamiento? ¿Cuándo podemos decir que algo o que alguien piensa? Todas estas preguntas han estado y están presentes a lo largo de la tradición filosófica occidental. Esto significa que durante más de 2000 años de reflexión no hemos sabido encontrar respuestas adecuadas para estos interrogantes. Sin embargo, el siglo XX ha traído consigo el desarrollo de una nueva ciencia, la ciencia de la computación, que puede ser útil para la elucidación de estas cuestiones, y si no, al menos de la última. Hoy en día, hablamos en ese sentido, del desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA).

Existen dos posiciones contrapuestas acerca de la capacidad de los ordenadores para poder producir pensamiento. Por un lado están los que afirman que, como Paul y Patricia Churchland, diseñando los programas adecuados y dotándolos de los oportunos ingresos y salidas de información, se estaría creando mentes. En el bando opuesto se encuentran aquellos que, como John Searle, sostienen que un programa informático jamás será capaz de auténtica cognición.

Según el bando de los que opinan que sí es posible que un ordenador produzca pensamiento, se puede dar cuenta de sus pretensiones mediante un criterio diseñado por Alan Turing. Dicho criterio consiste, expresado de un modo rudimentario, en que si un ordenador puede actuar de tal modo que un experto sea incapaz de distinguir la actuación del ordenador de la de un humano con capacidad cognitiva en, pongamos por caso, una conversación por chat, entonces el ordenador posee esa misma facultad también.

A continuación, voy a intentar mostrar, del modo más esquemático e inteligible posible, la argumentación que realiza John Searle para intentar invalidar la pretensión de que los ordenadores sean capaces de pensar. Se desgrana en cuatro axiomas y en otras tantas consecuencias o conclusiones, siendo el primero de los axiomas o premisas acompañado del experimento mental que lleva el nombre de esta entrada: La habitación china.

Axioma 1: Los programas informáticos son formales (sintácticos). Y el experimento es el siguiente: Supongamos que me instalan en una habitación que contiene cestas repletas de símbolos chinos. Supongamos, además, que me proporcionan un libro de instrucciones en español que me dice cómo debo manipular esos símbolos chinos, cómo se emparejan, etc. Las reglas permiten reconocer los símbolos puramente por su forma y no requieren que yo comprenda ninguno de ellos. Finalmente imaginemos una persona fuera de la habitación que sí comprende chino y me va entregando paquetes de símbolos, y que en respuesta, yo manipulo los símbolos de acuerdo con las reglas del libro y le entrego, a su vez, conjuntos de símbolos. Y así hasta que no tengamos nada que decirnos. Bien. si yo soy el ordenador, el libro de instrucciones es el programa informático y las personas que lo escribieron son los programadores, entonces a efectos prácticos, se superaría el test de Turing. Pero yo sigo sin comprender que significan los símbolos. Sólo los manipulo en virtud de su forma.

Axioma 2: La mente humana posee contenidos mentales (semánticos). Cuando hablamos nuestra lengua materna sabemos y entendemos que decimos cuando hablamos.

Axioma 3: La sintáxis, por sí misma, no es constitutiva ni suficiente para la semántica. Las reglas que me permitían responder con cadenas de símbolos en chino no me permitían comprender qué demonios estaba diciendo, qué estaba significando con esos símbolos.

De la conjunción de esas premisas se sigue que:

Conclusión 1: Los programas informáticos ni son constitutivos de mentes, ni suficientes.

Pero puesto que los cerebros no se limitan a dar un ejemplo concreto de una pauta formal o de un programa, sino que causa estados mentales en virtud de procesos neurobiológicos; podemos decir:

Axioma 4: Los cerebros causan mentes.

De la conclusión 1 y el axioma 4 se infiere que:

Conclusión 2: Cualquier otro sistema capaz de causar mentes habría de poseer poderes causales equivalentes a los de los cerebros.

De todo lo dicho anteriormente hasta ahora se sigue que:

Conclusión 3: Cualquier artefacto que produjera fenómenos mentales, cualquier cerebro artificial, habría de ser capaz de duplicar las potencias causales específicas de los cerebros, cosa que no podría hacer limitándose a hacer funcionar un programa formal.

Finalmente, por contraposición de la conclusión anterior:

Conclusión 4: La forma en que los cerebros humanos producen, en realidad, fenómenos mentales no puede deberse exclusivamente a la ejecución de un programa informático.

En resumen, el punto arquimédico de la argumentación de John Searle se basa en la distinción entre sintaxis y semántica. Cualquier ordenador puede manipular signos en virtud de la operatividad y de las consiguientes relaciones entre ellos que puedan existir. Sin embargo lo que no puede hacer es interpretar esos símbolos, no puede darles contenido a esos signos.

Para los que, como John Searle, defienden la imposibilidad de verdadero pensamiento en una computadora, simulación no es lo mismo que duplicación, y ese hecho reviste igual importancia, ya se trate de aritmética o de sentir angustia. La clave no está en que el ordenador se quede a mitad de campo (sintaxis) y no llegue a la portería contraria (semántica). La clave está en que el ordenador ni siquiera hace el saque; no está jugando a ese juego.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Metallica - St. Anger (2003)



1. Frantic (5:50)
2. St. Anger (7:21)
3. Some Kind Of Monster (8:26)
4. Dirty Window (5:25)
5. Invisible Kid (8:30)
6. My World (5:46)
7. Shoot Me Again (7:10)
8. Sweet Amber (5:27)
9. The Unnamed Feeling (7:09)
10. Purify (5:14)
11. All Within My Hands (8:48)

Corría el año 2003 y Metallica sacaba nuevo album de estudio. Cuatro años después de su interesante S&M. Cinco años más tarde de su disco de versiones. Seis años después de la edición del malogrado Reload. Nada más y nada menos que tras siete años sin pisar el estudio para grabar material propio. Muchos años, mucha espera y mucha mediocridad en estos 75 minutos que dura St. Anger. Pero hagamos un poco de historia.

Tras una década, la de los noventa, en la que lo habían conseguido todo a nivel músical, estilístico y económico, el nuevo siglo no empezó bien para las huestes de James Hetfield. Allá por el año 2000, el egocéntrico Lars Ullrich iniciaba un pleito, acorde a su personalidad endiosada, de proporciones bíblicas contra Napster, la empresa de intercambio de música por Internet. El batería de Metallica acusó a la compañía y a todos sus usuarios de ladrones y estafadores, y amenazó con revisar uno a uno todos los discos duros de los usuarios susceptibles de caer bajo la sospecha de haber usado el programita de marras. Obviamente, tamaña desfachatez no llegó a realizarse jamás, pero aún con todo Metallica ganó el juicio y Napster tuvo que cerrar. Este hecho, junto con las prepotentes e insidiosas declaraciones en prensa de la cabeza pensante del grupo, propició que numerosas voces del mundo de la música criticaran la actitud de la banda. Naturalmente, muchos de los fans y seguidores del grupo les dieron la espalda. Todo esto sucedió en apenas poco más de quince meses, cantidad, ésta, más que suficiente para tirar por la borda gran parte de la reputación labrada durante años de trabajo.

Pero los problemas no acabaron ahí. Jason Newsted dejó o fue echado del grupo pocos meses más tarde. La versión oficial afirmaba que ciertas discrepancias estilísticas con el seno de la banda habían llevado a tomar al bajista la resolución de emprender el camino por otros senderos. Pero hoy sabemos que el bueno de Jason nunca dejó de ser el nuevo chico de la banda (Newkid). Tras la muerte de Cliff Burton, probablemente el alma mater del grupo, se escogió como su sustituto a un fan de toda la vida de los cuatro jinetes (en aquellas, tres). Nunca en sus 16 años de periplo en Metallica Newsted consiguió tener la suficiente autoridad como para hacerse respetar por el resto de componentes. Y esto significaba que cada vez que quería participar en alguna colaboración con otro grupo o quería realizar algún proyecto paralelo, James Hetfield le paraba los pies. A pesar de que éste colaboraba con sus amigos de Corrosion Of Confirmity. A pesar de que todos lo hacían con sus respectivos amigos. Todos menos el Newkid. Y claro, el Newkid dejó de ser tal, y estalló. Decidió dejar Metallica, de la que a pesar de todo diría más tarde que pasó en ella los mejores años de su vida, y decidió emprender una carrera musical, en la cual, la única voz autorizada para tomar las decisiones fuera la suya propia. Los cuatro jinetes volvían a ser tres. La grabación de las partes de bajo de St. Anger fue llevada a cabo por Bob "¿dónde está mi laca?" Rock, que también se encargó, como en pasadas placas, de la producción del redondo. Para la gira de presentación del album, ficharían a Robert Trujillo, quien con ello, vería su vida, en el aspecto económico, resuelta de una vez por todas.

Por si todo esto no fuera poco, los problemas con las drogas y el alcohol hicieron que Hetfield ingresara en una clínica de desintoxicación para curarse de sus adicciones. Cuenta la leyenda que en uno de sus momentos más bajos anímicamente hablando, el rudo vocalista partió para Siberia y se refugió todo un invierno en una cabaña repleta de suministros de Vodka. Más tarde diría que cuando lo primero que haces al levantarte todas las mañanas es tomarte dos vasos de Vodka, llega un momento en el que acabas percatándote de que tienes un problema.

Con todos estos ingredientes se gestó St. Anger y, visto lo visto, bastante hicieron con no perecer o suicidarse en el intento. Porque, independentemente de los factores externos a la creación del album, éste es una soberana bazofia. Claro que hay que entender el contexto en el que se fraguó y valorarlo en esa medida. Pero oiga, también Van Gogh regaló a la humanidad algunas de las obras más maravillosas del arte universal estando en la más absoluta de las pobrezas.

El disco arranca con Frantic, canción que desde el primer momento de la primera escucha, hace que uno clame al cielo y diga: ¡Pero en que cojones está pensando Lars Ullrich! Y es que no hace falta tener un oído muy fino para darse cuenta de que esa batería suena a chatarra. Las guitarras suenan gruesas y sucias, sin muchos ornamentos y la voz de Hetfield menos pulida de lo habitual. Se nota que han querido producir un disco sucio, garagero, en cierta sintonía con algunas grabaciones de la escena stoner. Y también se palpa que éste es un disco lleno de ira, resentimiento y mala leche. La cuestión es que para grabar algo así, no hace falta pasarse más de diez meses en el estudio. De todas formas la canción no está mal, con ese riff monótono pero pegadizo. La letra alude al problema de las adicciones de Hetfield y tiene ciertos versos realmente logrados como "My lifestyle determinates my deathstyle". De lo poco salvable del disco.



St. Anger es la siguiente en sonar. Primer single del disco, no aporta demasiadas novedades a lo ya escuchado en la canción anterior. Velocidad, sonido sucio y cutre y mala leche sazonada con partes dulces y melancólicas por parte de Hetfield. Realmente no es una canción que me diga demasiadas cosas, y la verdad es que me deja bastante frío. Una mezcla de rebeldía adolescente aderezada con ciertas dosis de hardcore no es algo que cabría esperar de unos tíos que superan la cuarentena y que han parido el thrash metal.



Y llegamos a Some Kind Of Monster, sin duda la mejor canción de éste Santa Ira. Con una contundencia que no se oía desde los tiempos del Black Album y un riff monolítico, recuerda nuevamente por estructura, pesadez y groove al stoner más macarra y potente. Hasta la batería parece sonar bien. Ojo, no nos engallemos, sólo lo parece. La canción no es perfecta y adolece de graves errores de composición en los puentes de las distintas partes, hecho que se agrava a medida que discurre la canción, debido a su alto minutaje y a la repetición del esquema de los primeros tres minutos. Pero al César lo que es del César.

Suena pobre decirlo, pero de aquí al final del disco no hay nada que merezca la pena. Y se trata de más de cincuenta minutos de música. Dirty Window parece estar extraída de una de esas sesiones en las que calientas los dedos para tocar la guitarra después de estar muchos meses sin hacerlo. Riff simplón, estructura simplona, canción, que pese a poder entrar bien a la primera, acaba aburriendo al cabo de pocas escuchas. Igual que My World. Invisible Kid es una de esas demostraciones que se deberían poner como ejemplo a la hora de mostrar las consecuencias de no saber terminar una canción a tiempo. Riff roquero que sigue el patrón establecido por la canción anterior y que se repite hasta la saciedad durante los más de ocho minutos que dura el tema. Además Hetfield no está muy fino y no consigue levantar el interés.

Tengo la sensación de que tantos años insistiendo los periodistas a los miembros del grupo una vuelta a la gloriosa etapa del Master, no ha provocado sino una caricatura de la propuesta de los de San Francisco. Porque, sí, en este disco hay canciones largas, como las había en sus primeras placas, pero, vaya, como que la calidad no es precisamente la de aquella etapa, en la que una canción de ocho minutos se desglosaba en numerosas partes que hacían mantenerte expectante a la escucha del siguiente riff o brake rítmico.

Bienvenidos al New Metal. O lo que es lo mismo, la siguiente en sonar es Shoot Me Again. Que si susurritos por aquí, que si fraseos rapeados, que si riffes de dos notas, uno no sabe si está escuchando a Metallica o a cualquier banda de new metal que poblaron la Mtv por aquella época. Sweet Amber es otra composición sin el menor resquicio de carisma; sin el menor ápice de credibilidad. Otra muestra más de una banda jugando a ser agresiva pero quedándose a medio camino. The Unnamed Feeling tiene cosas interesantes, pero no deja de ser un single en potencia para la Mtv. El problema de los singles en potencia es que no se materializan como cabría esperar si la producción no es la adecuada. Y en este caso, la producción es la misma que la del resto del album. New metal de factura grotesca en función de una producción torpe y mal acabada. Y el resultado es el intento de aquello que pudo ser pero no fue.



El cierre al disco lo firman Purify y All Within My Hands, dos canciones en la misma tónica que las anteriores. La primera mostrándonos a una banda desquiciada, pero no en el sentido de resultar atrayente por su excentricidad, sino más bien por lo turbio que resulta la escuha de una canción con un estilo para el que no están lo suficientemente capacitados. La segunda nos recuerda que más vale terminar pronto una canción que tarde y mal. Porque madre mía, casi nueve minutos de caceroladas y guitarras sucias haciendo cosas de principiante no acaban de encajar con mi concepto de pasar un buen rato escuchando buena música.

Estamos ante un disco que nunca debió ser editado. Una creación de la cual sólo pueden estar orgullosos sus padres, y por aquello del orgullo filial. Un aborto cuyo único fruto positivo, cabe esperar, sea el desquite de todos los problemas que la banda sobrellevó durante la época que rodeó a la grabación del album. Un disco que en sí mismo, sólo tiene interés para sus creadores, por aquello de las vicisitudes que implicó su proceso de elaboración. Un album, en definitiva, y si cabe la expresión, que sólo vale la pena como terapia, pero como terapia para el creador. Nunca como producto para ser ofertado al consumidor. Ese fue el mayor error, que a mi modo de ver, entrañó este disco.

Me quedo con: Frantic, Some Kind Of Monster.
Si te gusta: Pues eso, que si te gusta...

Valoración: 2 /10

Nuevos vientos en el PNV. Vieja excusa para la crispación

Hace dos días del anuncio de Josu Jon Imaz de dejar la presidencia del PNV y el terremoto político no ha hecho sino comenzar. El, desde 2003, elejido presidente del PNV, ha venido representando el ala más moderada y afín a la mentalidad urbana del partido. Sólo han pasado cuatro años de la disputa por el cargo con Joseba Egibar, y algunos ya pretenden entender este gesto como la radicalización de las posturas soberanistas en los nacionalistas vascos.

Se dice, se comenta, que su sucesor será Iñigo Urkullu, el hasta ahora responsable de la organización del PNV en Bizkaia, y se dice y se comenta que este señor se mueve en unas coordenadas ideológicas muy similares a las de Imaz. Yo no lo sé, pero bueno, tengo que creérmelo. Lo que me llama la atención no es el hecho de a que sector del partido sea más afín o deje de serlo Urkullu. Lo que me llama poderosamente la atención es que, con motivo de este anuncio, la tormenta política se vuelve a desatar.

Y es que a río revuelto, ganancia de pescadores. Y si no, que se lo digan a Rajoy, que ha aprovechado esta noticia para cargar las tintas contra la política antiterrorista del ejecutivo central, para arremeter contra la posible deslealtad a un supuesto pacto antiterrorista que ellos mismos se encargaron de finiquitar, para embestir contra el presunto ansia soberanista del PNV, para alabar esa anquilosada, y a la vez joven, constitución de mínimos que "todos" firmamos y, en definitiva, para darse un espaldarazo a sí mismo de cara a la incipiente carrera electoral a la que, por cierto, aún le quedan unos meses para despegar oficialmente.

Y es que cualquier cosa parece, y así nos tienen acostumbrados nuestra "élite" política, valer cuando se trata de intentar ganar unos pocos votos. Porque o yo me he vuelto loco o simplemente no veo la relación entre todas las acusaciones vertidas a diestro y siniestro (más a siniestro y siniestramente, que a diestro y diestramente) por el líder de la oposición y los hechos efectivos. Porque no veo relación alguna entre la más que posible sucesión de Imaz por parte de Urkullu y todo lo que Rajoy dice.

Así que "basta ya" de llamar idiotas a la gente, al electorado. "Basta ya" de intentar hacernos creer que los fantasmas en la niebla del líder de la oposición existen realmente. Dejennos de política barriobajera y tomen ejemplo de los políticos y de la política efectuada en otros países. Se lo agradeceremos muy sinceramente.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Apología a un maníaco

Qué grande es el tetris. Sí, me reconozco como un ferviente admirador del jueguito de las piezas. Es la clase de juego en el que el jugar adquiere la categoría de fin en sí mismo. Vamos, como los seres humanos para Kant. ¿No es maravilloso?

Pues no, no lo es en absoluto. Al menos existiendo gente como la del vídeo. Una cosa es que el jugar suponga un objetivo sin ningún fin ulterior, y otra bien diferente es destinar todas tus energías a lograr "hazañas" como la de abajo.

Pero bueno, tiene que haber de todo en este mundo. Si no, ¿que sería de la vida si todos fueramos iguales? ¿Dónde quedaría la bendita diversidad? ¿Quién pondría la salsa picante a la existencia? Hay que reconocer una cosa, porque no nos gustarán, serán repelentes y hasta nos darán asquito, pero coño, la gente que realiza estos videos, lo digo ahora, y sin que sirva de precedente, es necesaria. Aunque ahora mismo no se muy bien para qué...



PD: Acojonante la parte final en modo invisible

martes, 11 de septiembre de 2007

Una teoría sobre el lenguaje

Qué mágico es esto de usar Youtube. Vas buscando vídeos que te puedan interesar, y te encuentras cosas totalmente inesperadas. Es la magia de los buscadores: o casa o no casa con los parámetros de la búsqueda y, a veces, como lo parámetros son muy amplios, pues en el saco entra cualquier cosa. Pero esto no es lo que quiero decir. Lo que quiero decir es que las palabras Cannibal y Corpse son la base de nuestro lenguaje.

Para que se entienda lo que quiero decir, voy a poner un ejemplo. Supongamos que Cannibal Corpse son el ejemplo de dos términos de una amplitud semántica casi sin límites. Son, por decirlo así, palabras comodín en nuestro uso cotidiano del lenguaje. Todo el mundo habla de cannibal y de corpse a menudo y, además, les otorgan significados aleatorios. Palabras como Joder o cojones son meros proyectos de palabras comodín en comparación. Así que me digo, "bueno, prueba a poner cannibal y corpse en el cuadro de diálogo del buscador; tienen que salir resultados sorprendentes e inesperados". Y coño, el primer resultado que me sale es éste, con lo que llego a la conclusión de que mi teoría sobre la amplitud semántica de las palabras cannibal y corpse es verdadera. Que cosas...



Cynic - Focus (1993)



1. Veil Of Maya (5:21)
2. Celestial Voyage (3:37)
3. The Eagle Nature (3:28)
4. Sentiment (4:24)
5. I'm But A Wave To... (5:28)
6. Uroboric Forms (3:30)
7. Textures (4:40)
8. How Could I (5:28)

Suele ser bastante raro la existencia de bandas con un solo album editado. Normalmente la mayoría de grupos no llegan a editar algo con categoría de "disco", y los que lo consiguen generalmente suelen seguir editando nuevas placas. Más raro es, aún, editar un único disco, disolver el grupo poco tiempo después, y hacer una gira de reunificación catorce años más tarde, y que la prensa especializada se haga eco del asunto, de forma que los viejos seguidores se enteren y vayan a los conciertos. Este es el caso de Cynic, una banda con un único disco en su haber, Focus, editado en 1993, y que en la actualidad lo están volviendo a presentar en vivo.

A pesar de que tenían varias demos editadas antes de la publicación de su primer disco, hablar de Cynic es hablar de Focus. En sus apenas 36 minutos de música sentaron las bases para lo que hoy podemos denominar death metal progresivo. Además, la inclusión de elementos orientales, más típicos de la new age que del metal, o digresiones jazzeras en sus composiciones, les dieron ese aura de grupo de culto difícilmente clasificable.

Veil Of Maya es la encargada de abir la placa. Se trata de una canción en la que ya se sientan las bases de lo que es su propuesta musical: guitarras a medio camino entre el death, el thrash y el death melódico, una batería compleja, cargada de vericuetos rítmicos asincopados, un bajo con un poderoso groove, la delicada voz de Paul Masvidal pasada por el vocoder en alternancia con la rasgada voz de Tony Teegarden y unos teclados de clara influencia oriental. Sin duda, es uno de los platos fuertes del disco por sus constantes subidas y bajadas. La letra de la canción hace referencia a una de las creencias del hinduísmo, por la cual la percepción del mundo tal y como lo entendemos está pasada por el filtro del velo de Maya, razón por la cual sólo percibimos las apariencias y no la "verdad" de las cosas tal y como son realmente. Schopenhauer adaptó este pensamiento a su doctrina de la voluntad, siendo en éste caso el velo de Maya la fuente de las apariencias y de la no percepción del mundo nouménico y, en el terreno moral, la fuente del sufrimiento humano. Todo esto lo reflejan Cynic en los versos: In Maya's grip illusion transforms verity, Perceiving thus a delusive world of duality.


La labor instrumental de todos los componentes es altísima durante toda la duración del disco. No en vano Paul Masvidal y Sean Reinert fueron reclutados por el malogrado Chuck Schuldiner para la grabación del cuarto disco de Death, Human. Pero sin duda el sello personal lo pone el vocalista de origen latino con sus entonaciones filtradas por el vocoder, hecho que le otorga un carácter andrógino y etéreo a sus melodías. Qué sería de bandas como Fear Factory si Paul Masvidal no hubiera abierto el camino...

Las siguientes pistas en sonar son Celestial Voyage y The Eagle Nature. La primera de ellas se trata de un medio tiempo con ciertas reminiscencias del death melódico. Realmente destacables son los solos de guitarra que hay tras los interludios orientales. La segunda en sí recuerda más al death de Florida en algunos de sus riffes. Obviamente la comparación resulta arriesgada en la medida en que las partes tranquilas inundan las distintas partes de la canción. No obstante, riffes puramente death los hay en la canción, y la mezcla de ellos con pasajes más cercanos a la espiritualidad oriental hacen de esta pieza un curioso compuesto de sonidos difícilmente reconciliables.

Sentiment es una canción que aúna percusión latina y ritmos africanos. Comienza con un bajo más propio del jazz que del metal, y se desarrolla como una rapsodia de melodías altamente efectivas y resultonas, muestra de un sincretismo cultural típicamente new age. Todo ello aderezado bajo una corteza de metal bastante técnico. A nivel letrístico se trata de una de las composiciones más positivas de todo el album con versos como The sway of greed and delusion, Inspire us to build a new world, siendo una oda a la fuerza cósmica de la existencia. Más allá del plano estrictamente filosófico que pueda sugerir la canción, y con el cual se puede o no estar de acuerdo ( en mi caso no), en mi opinión se trata de una de las mejores piezas en lo musical, si no la mejor, de todo el disco.



Y si no es la mejor, quizás lo sea I'm But A Wave To..., en la que las voces y riffes más tipicamente del death vuelven a reaparecer en lo que acaba por convertirse en una composición en la que la inspiración y la intención de fusionar estilos se dan la mano. El death melódico regresa con Uroboric Forms. La velocidad y la contundencia son la marca registrada de esta pieza, que a ratos puede hacer recordar a unos Morbid Angel cruzados con unos Dark Tranquility. Todo ello con el personal sello que consigue imprimir Cynic en sus composiciones bajo la sombra de los arreglos orientales.

Textures, representa eso, texturas. Pero más allá de esa obviedad, lo que nos presentan Paul Masvidal y sus chicos son una colección de formas y dibujos melódicos bajo las cuales realizan una digresión en base a elementos tomados del jazz, la música dodecafónica, el metal, melodías al más puro stilo Mike Oldfield, etc. Un autentica delicia para los oídos en forma de cocktail instrumental.



El punto final al disco lo coloca How Could I, una composición que es introducida por unos arreglos electrónicos y que se desenvuelve como una incipiente ola que va ganando volumen e intensidad a medida que se desarrolla ante nuestros oídos. Grandísimos solos los que hay insertados en distintas partes del minutaje y una estructura muy elaborada hacen que una vez que el reproductor marca el mensaje de stop, uno quiera volver a reproducir el CD. Todo buen disco tiene que dejar esa sensación.

Resulta un tanto lamentable que una banda de la calidad de Cynic se haya perdido en el barrizal de grupos y formaciones que han poblado el mundo del metal en los últimos quince años. Que esto le suceda a un grupo que se limita a copiar o seguir el estilo en auge en un determinado periodo es previsible y, en muchos casos, gratificante (y no quiero mentar nombres). Sin embargo, la ocurrencia de estos hechos en bandas que sí tienen algo que aportar a la escena, resulta cuanto menos desolador, al menos para el consumidor expectante de propuestas nuevas y originales.

Cynic, con Focus, se colocó a la vanguardia del mundo del metal extremo, y no tan extremo, hace ya catorce años. ¡Hablamos de hace catorce años! En fin... Quizás fueron unos adelantados para su época. Es más, tal vez lo sean también para ésta, pues apostaría una cerveza a que los integristas metaleros (también conocidos como trues) no aceptarían su propuesta.

Que conste que si no le doy el 10 es porque el disco es demasiado corto. Hay gente que dice que las grandes esencias se guardan en frascos pequeños. Bueno, no es mi caso. Podéis llamarme codicioso, pero 36 minutos de Cynic saben a poco; demasiado poco...

Me quedo con: Veil Of Maya, Sentiment, I'm But A Wave To..., Uroboric Forms, Textures
Si te gustan: Opeth, Death, King Crimson, Dark Tranquility, Continuo Renacer, Atheist, Fear Factory

Valoración: 9.8 /10

lunes, 10 de septiembre de 2007

Pásame la Botella

Sí, lo sé, es la segunda efeméride que le dedico a Aznar (Ansar, para los colegas y no tan colegas). Y ya son demasiadas. Pero coño, no podía dejar pasar la oportunidad de rememorar ese hito del plurilingüismo, esa heroicidad del gesto y el acento, ese sentimiento verdaderamente tejano... esa pasión en el mimetismo. Sí, Aznar es un hombre de mundo, un hombre que hace camino al andar, sin origen ni destino, pero especialmente sin destino...



Por un momento pensásteis que me olvidaría de Bush, eh? Ese prestidigitador de la política, esa mente privilegiada para las estrategias bélicas, ese malabarista del Jack Daniels y de la botella... porque o he entendido mal o "es un placer especial que haya traído a Ana con él". Y es que Jorgito debía guardar buenos recuerdos de su primera visita a Europa como presidente... y que mejor manera de devolverle la hospitalidad que demostrarle sus habilidades con la Botella.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Los 10 mandamientos del Chamberlainismo



No diga Dios; Diga Wilt Chamberlain. Y no diga Wilt Chamberlain; Diga Dios. Esto es así porque hablamos de la misma cosa, la misma sustancia. Y esto sólo demuestra un hecho, la falibilidad de la teología cristiana y, por extensión, de todas las religiones (con la excepción de ciertas formas de Budismo). Así es. Porque de otro modo no se entendería que entre la lista de las propiedades de Dios no se encuentre el ser lo suficientemente funky durante 445 veces, haber anotado 100 puntos en un partido de la NBA, tener buena vista para el mundo de los negocios, protagonizar Conan el Destructor o haber estado con cerca de 20.000 mujeres. El chamberlainismo es una realidad; ahora sólo falta acercarla al vulgo. Y para ello, que mejor que 10 sencillas reglas de conducta:

1. Ey, hermano
2. Lleva el pelo a lo afro
3. ¿Qué coño miras?
4. Pasame la pelota
5. Las drogas son malas
6. ¿Dónde está mi mp3?
7. Haz el amor y no la guerra
8. ¡La Puta!
9. No pienses, actúa
10. Tunnnn tu ka ka, tu ka, tunnn tu ka ka, tu ka...

Estos mandamientos pueden resumirse en uno solo: Haz las cosas de un modo sencillo; haz las cosas al modo Wilt Chamberlain.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Tool - Azkena Rock Festival (31-8-2007)



Cuando a falta de dos semanas para que empezara el Azkena Rock Festival me compré la entrada para el primer día y no para el segundo, lo hacía por una sola razón. 35 euros era un precio que estaba dispuesto a pagar por ver a Tool en directo por primera vez. Bueno, hablando en términos precisos, por ver a Tool y a otras bandas. En cualquier caso, cuando tuve la entrada en mi poder, tenía la extraña sensación de que todo lo que hubiese más allá del grupo norteamericano en el Azkena sería un regalo. Porque, como diría el anuncio, ver a uno de tus tres o cuatro grupos preferidos, no tiene precio. Y yo añado: lo que no significa que sea gratis...

Nunca me han entusiasmado los carteles que la promotora del festival (Last Tour Festival) ha ofrecido a lo largo de la existencia de éste, pues o no conocía a los grupos que tocaban o no me gustaban o simplemente las pocas bandas que me atraían no eran suficiente reclamo para que yo hiciese el desembolso necesario para verlas. El caso es que, por unas razones u otras, no había estado aún en el festival de Rock que se celebra en mi ciudad. Y en función de lo visto en esta edición, no me arrepiento. Bien es cierto que la edición de este año, junto con la primera, ha sido de dos días, en contraposición a las más recientes que han contado con tres. No menos cierto es que solo he acudido a una fecha del cartel. Sin embargo, si la posibilidad de que pudiese hacer un cálculo para valorar la calidad del primer día en función de los grupos que no conocía, de los que no me gustaban y de los que sí tuviera sentido extrapolarla al festival entero y a otras ediciones, creo que la conclusión sería que hice bien en no acudir a pasadas entregas. Y es que, dejando a un lado especulaciones, la calidad del primer día no fue la esperada. Y esto significa que la única razón por la que acudí al festival no estuvo a la altura.

De todas formas, y completamente ajeno al desenlace de los acontecimientos, me disponía el viernes a vivir una jornada de buen rock cuyo punto culminante, esperaba, se diera a partir de las 00:15. Al recinto llegué a eso de las seis y media pasadas en compañía de un colega asiduo de este tipo de citas. En vez de entrar, decidimos privar fuera unas litronas.

¿Por qué fuera y no dentro? Sencillo. Dentro no dejaban introducir bebidas (alcohólicas o no) del exterior, y todo lo que fuese ingerido en la superficie del recinto debía ser pagado en los stands de Heineken que había. Para dicho cometido existía una moneda de dudoso valor al cambio internacional, pero de indudable vigencia económica en los territorios de villa Azkena. En ese sentido, los euroazkenas te hacían sentir como un visitante más en un parque de atracciones tipo Disneyland, solo que en vez de Mickies o Minnies lo que aquí había eran tipos con un chaleco naranja en los que intimidatoriamente podía leerse la palabra "Staff". Se trataba de la policía de villa Azkena. Vamos, los tipos malos de la fiesta con los que un vaquero no quisiera tener problemas. Pero ya hablaré de ellos más adelante.

Después de vaciar media botella de un litro de cerveza en apenas quince/veinte minutos, nos reunimos con un grupo de personas que, en conjunto, poca relación tenían en común. Es lo mítico en estos casos: los colegas de tus colegas. Sólo que en este caso esa descripción era valida para la práctica totalidad del grupo que conformábamos, de forma que en algunas personas la relación con otra persona del grupo llegaba a ser cuadriádica. El grupo lo formábamos una dependienta en un sex shop y su amiga, un punkie metalero y su novia, un informático con una camiseta bastante friki de Darth Vader, una punk-rockera habitual de citas festivaleras, un heavy pelirrojo que bien podía pasar por personaje de ficción en series consagradas y ampliamente recordadas como Viky el vikingo o Pumuky, una pedagoga con estudios musicales y guitarrista de Deja-Vu, un limpiador de váteres y un estudiante de filosofía melómano. Vernos juntos beber era como presenciar un cuadro de El Bosco, sólo que mirando una sola parcela, y aplicando mucho zoom.

A eso de las 19:35 empezaron Brant Bjork y su banda para ofrecernos una descarga de aceptable Stoner Rock. Era buen momento para entrar al recinto. De camino me encontré con unos colegas que habían ido a jugar al fútbol a unos campos al lado del recinto, y de paso a escuchar qué se cocía ahí dentro. Es lo bueno de que haya un festival de música en tu ciudad: todo el mundo viene a verte, hasta una de tus bandas preferidas, y todo sin la menor muestra de voluntad. Mientras andábamos hacia la entrada, nos acordamos de un inconveniente: la dichosa legislación de villa Azkena no aceptaba la entrada de forajidos con botellas de alcohol. Había que idear un plan por el cual pudiésemos crear un salvoconducto de entrada para el alcohol al abrigo de cualquier sospecha insidiosa de los Staffman, la policía local. Al final todo fue muy sencillo, al menos sobre el papel.

Nos dividimos en dos grupos. El primero entramos en el recinto y pillamos sitio al lado de la verja. La idea consistía en que el segundo grupo nos tirase por debajo de las vallas la bebida y asunto finiquitado. Pero no contábamos con el tipo del peto naranja. Por un momento me sentí como el boina verde del Commandos, dando órdenes de lanzar la botella o bien de disimular como el más torpe de los mimos. Los que hayáis jugado al mítico juego, recordaréis el gráfico verde que representaba el campo de visión de los nazis. Pues algo parecido sucedió con el Staffman. Miraba a un lado, miraba a otro, se daba un paseillo, hablaba con otro Staffman y volvía al punto de partida. Sólo le faltaba el uniforme y la metralleta. Lo cuál muestra la verosimilitud de la comparación. Ehh... una vez que nuestra aventurilla había concluido y el contenido de nuestros recipientes vidriosos había sido trasvasado a Katxis de plástico, nos dimos cuenta de que a Brant Bjork le quedaban los créditos del teleberri. Bien pensado, fue una buena banda sonora para la anécdota.

Rory Erickson and The Explosives fueron los siguientes en aparecer en escena, pero la verdad es que no les prestamos mucha atención. No sonaban mal, pero se estaba muy bien tirados en la hierba. Las horas pasaban y era el turno de los Diamond Dogs. No los conocía y su rock sesentero (en sentido estricto) no me llamaba mucho la atención en principio. Pero el paso de los minutos, la caida de la noche y un cierto enfriamiento en el clima propiciaron que nuestra atención se centrara en ellos. De modo que nos levantamos y fuimos hacia el escenario a verles. Su rock movidito nos acabó por entrar, pero la sombra incipiente de Tool era demasiado alargada, y unas ciertas ganas de que el expectáculo concluyese se notaban entre la gente, que en su mayoría estábamos deseosas de ver a Tool ya.

A eso de las 00:10 empezaron a montar el escenario para los de Maynard James Keenan. El decorado consistía en un gran cartel que cubría toda la pared frontal con un dibujo con motivos relacionados con la portada del 10000 Days. Parapetando dicho cartel colocaron cuatro pantallas afincadas en el suelo que reproducirían durante la actuación videos relacionados con cada canción. Mientras tanto, los técnicos de sonido de cada instrumento se encargaban de que todo estuviese en su sitio.

Eran las 00:35 y el concierto estaba anunciado para las 00:15. Puede que a Tool les guste sacarse fotografías promocionales como si se trataran de unos snobs ingleses, pero les guste o no, no tienen la puntualidad de los habitantes de las islas.

Set-List:

Jambi
Stinkfist
Schism
Forty Six & 2
Rosetta Stoned
Flood
Lateralus
Vicarious

00:45. Maynard, Danny, Justin y Adam hacían su aparición en el escenario principal ante el clamor del respetable. La hora de la herramienta comenzaba. La encargada de abrir el telón era Jambi, segunda composición de 10000 Days. El público, entregado desde el primer momento, escuchaba las progresiones de la canción mientras Adam a la izquierda, Justin a la derecha, Danny sobre la tarima y Maynard en un segundo plano se apoderaban del escenario con una oscura y misteriosa presencia. Pero entre los "entendidos" saltó la alarma. La voz de Keenan no se oía como se debería oir, es más, no se oía en absoluto. Al menos desde el lugar en el que me encontraba, el resto de instrumentos tapaban el sonido de la voz, y eso, tratándose de Tool, era un pecado mortal. Siempre he pensado que los dos pilares de la música de los americanos se sustentaban en la batería y en la voz, y en ese sentido, quitar una de esas dos piezas al conjunto es dejar el engranaje de la herramienta cojo. El problema no sería grave si se hubise solucionado a tiempo, pero lamentablemente no fue así, y todos los fans que nos reunimos en el festival gazteiztarra tuvimos que padecer la situación durante todo el concierto.

El primer plato fuerte del concierto fue Stinkfist. Los samplers que dan comienzo a la canción hicieron acto de presencia y a continuación los tres instrumentos irrumpieron con la característica cadencia del tema. A Maynard no se le oía, pero en cierto modo era un mal menor, pues la gente cantaba, chapurreaba o simplemente tarareaba la melodía en su lugar. O al menos eso hice yo indistintamente. La tercera en sonar fue Schism, una de las tres mejores composiciones que han parido Tool para mi gusto junto con Eulogy y The Grudge, y la única de las cuales que se dejó oir en el concierto. Escuchar esta canción en disco es una delicia, pero hacerlo ya en directo es llegar a una sensación de sobrecogimiento difícil de explicar. La estructura progresiva de la canción hace que te mantengas en tensión durante toda su duración y, aún a pesar de haberla escuchado mil veces, hace que te mantengas a la expectativa de todos los brakes, cambios de tempo y variaciones en los riffes. En esta canción pudimos escuchar la voz de Maynard gracias a las oscilaciones de volumen de la guitarra de Adam, lo cual demostraba que la presencia que contemplábamos al fondo del escenario moviéndose como un pelele, imitando los movimientos de los muñecos de sus videos, era efectivamente un pelele, el pelele con la jodida voz más maravillosa de toda la escena del rock mundial. Memorable el minuto y medio final in crescendo y el ya mítico "I know the pieces fit" gritado por todos.

El bajo de Justin Chancellor dio comienzo a Forty Six & 2. La quinta canción del Aenima sonó demoledora con una base rítmica perfectamente compenetrada. Adam, que lucía unas curiosas trenzas y que bien podría haber salido al escenario con un traje de tirolesa, estuvo correcto a las seis cuerdas, especialmente en todos los efectos que consigue implantar en la canción gracias a sus pedales. Pero sin duda había que quitarse el sombrero ante Danny Carey. Pocas veces he visto semejante demostración de poder a las baquetas. Y es que el solo que hay hacia la mitad de la canción lo extendió unos cuantos compases hasta llegar al minuto y medio aproximadamente. Ya no solo en este solo, sino en general durante todo el concierto, el baterista de Tool dio muestras constantes de una pegada y precisión en sus golpes verdaderamente excepcional. Probablemente el mejor músico de los que se pudieron ver en toda la primera jornada del festival.

Mientras tanto, Maynard seguía sin dar señales de vida. La verdad es que los técnicos de sonido se lucieron porque en las primeras filas no se oía un pimiento la voz, y eso hizo que el ambiente se calmara con el comienzo de Rosetta Stoned. Entre el hecho de que no es una de sus mejores composiciones y lo excesivo de su duración dejó a más de uno frío. Cosa muy diferente fue la sensación que dejó Flood, con una magistral introducción / improvisación a cargo del bajo de Justin Chancellor, demostrando que el muchacho no es manco para esto de la música. Sin duda fue una de las sorpresas del set-list la inclusión de la canción del Undertow, a ratos etérea y oscura, a ratos con una contundencia demoniaca, en la que la voz de Maynard James Keenan esta vez si se oyó como debiera oirse. Al menos a veces.

Rondando ya la hora de concierto, comenzó Lateralus, la canción homónima de su disco más cerebral y artistícamente más fecundo. Es la de la famosa, por otras circunstancias que no vienen al caso, sucesión de fibonacci, la cual adaptan en el compás de la canción y el propio cantante en el número de sílabas por verso de sus primeras frases: 1-1-3-5-8-5-3-13-8-5-3. Nuevamente aquí debemos quitarnos el sombrero ante Carey, que ejecuta cada uno de sus golpes con una precisión asombrosa. La labor de Adam Jones también es bastante buena, aunque algunos de sus efectos pedaleros no están todo lo bien adaptados al directo de lo que cabría esperar, y la sensación es agridulce. A Maynard se le escucha cuando los instrumentos bajan la intensidad. Cosa que no sucede cuando Justin aporrea su bajo hacia el final del tema, con ese característico groove que consigue imprimir en su sonido.

El punto y final al concierto es firmado con Vicarious. En mi opinión hierran al elegir como pieza última esta canción, pues bajo mi perspectiva considero que su puesta en escena ganaría al comenzar el show, pues es un tema bastante contundente y enrrabietado, perfecto para inaugurar una descarga en vivo con la adrenalina necesaria (aunque en ese sentido Jambi tampoco se queda corta). De todas formas se agradeció su inclusión en el set-list, aunque fuese al final. Y es que su presencia se antojaba imprescindible, con ese interludio polirrítmico hacia la segunda mitad del tema y ese crescendo en la intensidad para concluir en el estribillo desarrollado esta vez como un auténtico azote de contundencia.

Eran casi las dos de la mañana y Tool habían terminado. Se juntaron en medio del escenario, se abrazaron y regalaron púas y baquetas a diestro y siniestro. Apenas poco más de hora de concierto, por lo visto cifra natural en sus presentaciones en vivo, pero que a mi por lo menos me sabió a poco dadas mis expectativas de presenciar hora y media larga, y con ello, saciar mis pretensiones acerca de un hipotético set-list soñado. Y es que canciones que se quedaron en el tintero las hubo, caso de The Grudge, Eulogy, Sober, Part Of Me, Wings For Marie Pt 1 y 2 o Parabola. Pero en ese sentido, no creo que hubiera mucho que rascar. Por dos razones: por un lado los horarios de un festival pueden ser permeables solo hasta un cierto punto y, por otro, la propia idiosincrasia de la banda no hace que ese hecho sea precisamente factible de un modo sencillo.

La cuestión del set-list y la duración, sin embargo, se antoja trivial ante el hecho, bastante más grave, de la más que pobre ecualización de la voz de Maynard James Keenan por parte de la mesa de sonido. Sin duda este factor hizo que la actuación bajara múchisimos enteros. No fue de recibo ciertamente.

Como puntos positivos hay que resaltar la preciosista puesta en escena que no he comentado pero que todo aquel que haya visto los videoclips del grupo puede llegar a imaginarse. Vídeos hipnóticos de muñecos que representan el contenido alegórico de las letras de las canciones. En este punto, me llamo bastante la atención los vídeos de Schism que, siguiendo la línea estilística del videoclip, se alejaba por contra de su contenido para mostrarnos algo así como cadenas humanas con la forma de los eslabones del adn. Bueno, eso o algo así, porque vete tú a saber que demonios...

En el nivel meramente instrumental brillaron a gran altura Jones, Chancellor y Carey, sobresaliendo la base rítmica pero siendo ante todo Danney Carey quien en mayor estado de gracia estuvo. Sin duda, el mejor músico sobre el escenario.

Después del concierto de Tool, no me quedé a ver Heavy Trash, grupo que hacían una mezcla de rock acelerado con rockabilly y gotas de country. La verdad es que no me apetecía escucharlos. Tool me habían decepcionado respecto a mis pretensiones iniciales y, a pesar de que fue un show correcto, tuvo bastantes lagunas que más cabría no olvidar. Quizás el ambiente no fuera el adecuado porque el "estilo" del festival no casaba especialmente con las directrices musicales de la propuesta de los americanos. O quizás esa solo sea una excusa para tapar el hecho innegable de que Tool decepcionaron a muchos, entre los cuales, me encontraba yo.

Puntuación: 5.5 /10