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sábado, 3 de mayo de 2008

La Ontología del Tractatus: Lo que no puede decirse

Después de todo lo dicho, queda descartada la idea de considerar al lenguaje y al mundo términos distintos. El lenguaje, en cambio, pertenece al mundo. De aquí que deba haber algún error en esa imagen en la que lenguaje y mundo son cosas separadas y contrapuestas. El error radica en vernos a nosotros fuera del mundo y fuera del lenguaje. No existe ese tercer lugar al margen de ambos ni ese otro para el lenguaje fuera del mundo.

Las proposiciones pueden representar toda la realidad, pero no pueden representar lo que tienen que poseer en común con la realidad para poder representarla, la forma lógica.
Para poder representar la forma lógica deberíamos poder situarnos nosotros mismos con las proposiciones en algún lugar que esté fuera de la lógica, es decir, fuera del mundo. (4.12)

Sin embargo, ¿cuál es la razón para que Wittgenstein niegue la posibilidad de este tipo de meta-discurso? La respuesta parece consistir en presentar la lógica como la disciplina que traza los límites del pensamiento humano, haciendo que éste sea posible. En este sentido la lógica es trascendental. Esto significa que la lógica define los límites del ámbito del pensamiento, de los cuales es imposible escapar. Traspasar esos límites significaría poder pensar lo ilógico. Esto último es imposible. En efecto, pensar es hacerse figuras de la realidad, es representarse estados de cosas. En realidad, los pensamientos no son sino proposiciones con sentido. Si pudiésemos ir más allá de los límites del pensamiento, nos situaríamos fuera de los límites del lenguaje. Ya que éste es la totalidad de las proposiciones, el ámbito del lenguaje es el ámbito de todo lo que puede decirse con sentido. Salirse de la lógica equivale a salirse del propio lenguaje. Por ello:

Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo (5.6)

La teoría o el discurso sobre la lógica no tiene sentido porque a fin de cuentas, y por decirlo tajantemente, no es algo que tenga referente en el mundo, por tanto son sinsentidos las afirmaciones de tal índole. Sin embargo, aunque no pueda decirse cuál es la forma lógica de una proposición (su sentido o el significado de un nombre), el lenguaje lo muestra. El lenguaje no hace factible el decirla, pero se manifiesta en él, se muestra.

La consecuencia más relevante de esta circunstancia es que Wittgenstein en el Tractatus considera el lenguaje como medio universal. La tesis característica de esta idea es que no podemos tomar una posición de privilegio desde la cual proceder a examinarlo. Es más, puesto que los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo, el modo en que me represente éste dependerá de los medios que me ponga a disposición aquel.

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