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miércoles, 12 de septiembre de 2007

Apología a un maníaco

Qué grande es el tetris. Sí, me reconozco como un ferviente admirador del jueguito de las piezas. Es la clase de juego en el que el jugar adquiere la categoría de fin en sí mismo. Vamos, como los seres humanos para Kant. ¿No es maravilloso?

Pues no, no lo es en absoluto. Al menos existiendo gente como la del vídeo. Una cosa es que el jugar suponga un objetivo sin ningún fin ulterior, y otra bien diferente es destinar todas tus energías a lograr "hazañas" como la de abajo.

Pero bueno, tiene que haber de todo en este mundo. Si no, ¿que sería de la vida si todos fueramos iguales? ¿Dónde quedaría la bendita diversidad? ¿Quién pondría la salsa picante a la existencia? Hay que reconocer una cosa, porque no nos gustarán, serán repelentes y hasta nos darán asquito, pero coño, la gente que realiza estos videos, lo digo ahora, y sin que sirva de precedente, es necesaria. Aunque ahora mismo no se muy bien para qué...



PD: Acojonante la parte final en modo invisible

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