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domingo, 9 de diciembre de 2007

Stockhausen ha muerto...

...y yo me entero cuatro días más tarde. Eso sí, llega a morir Ricky Martin de una sobredosis de Crack, y nos enteramos todos a los pocos minutos, seguro. Si es que el mundo es injusto, e idiotas como yo contribuimos a que ello no cambie. Santa Claus decía: "Hasta ahora los filósofos se han dedicado a comprender el mundo, pero lo fundamental es cambiarlo". Alea Jacta Est.



Que Stockhausen sea una de las figuras más importantes de la música del siglo XX es algo que no lo discuten los entendidos. Según mi profesor de filosofía de la música, gente como Schönberg, Boulez o el propio Stockhausen, explotaron desde el punto de vista teórico las últimas posibilidades de la música. Después de ellos, según él, ya no queda nada nuevo por hacer.

KarlHeinz Stockhausen es uno de los padres de la música electrónica. Pero su principal contribución a la música no se inscribe, por decirlo así, por ese hecho, sino que más bien es por medio de él por el que ha pasado a la historia. Su principal contribución a la música es la creación del serialismo integral, derivación de lo que se conoce como serialismo.

El Serialismo:

Por serialismo o dodecafonismo se entiende una técnica de composición musical en la cual no existe una polaridad o centro tonal alrededor del cual gire la música. Las doce notas de la escala cromática occidental tienen igual peso; son equivalentes desde el punto de vista de la jerarquía tonal. De este modo, se dice que el serialismo o dodecafonismo es atonal. En ese sentido, el término serialismo hace referencia a la composición de series en la cual no hay un motivo o tema que organice todo; no hay repeticiones. El efecto en el oyente es de total descolocación. Si bien uno cuando escucha música tonal, es capaz de "predecir" la sucesión de las notas que está oyendo, pues algo así es lo que debería esperarse, en el dodecafonismo no hay tal cosa. La sensación producente, por tanto, es de total tensión.

El creador de ésta técnica fue Arnold Schönberg, quien en su afán por hacer coherente el cada vez mayor peso de las atonalidades en la música postrromanticista de principios del siglo XX, la cual aún con todo se inscribía en patrones tonales, dio forma a la técnica. Una de las reglas es que en la sucesión de las doce notas no puede reproducirse la misma hasta que la serie concluya y comience una nueva. A su vez, hay cuatro posiciones básicas que una serie puede adoptar: la serie fundamental, la retrogración (el orden inverso en la secuencia de las notas de la serie fundamental), la inversión (consiste en invertir la duración de los intervalos, haciendo descendentes los ascendentes y viceversa), la inversión retrógrada (la inversión de la retrograda, obviamente). Con estas cuatro posiciones de pueden derivar infinidad de posiciones en la secuencia. A su vez se pueden añadir otras reglas. En este tipo de conceptualización consistió la obra teórica de Schönberg.

Sin serialismo no hubiera habido serialismo integral, del mismo modo que sin Schönberg no hubiera habido un Stockhausen. El serialismo integral supone ir un paso más allá respecto al serialismo entendido como dodecafonismo. Si el dodecafonismo es básicamente una forma de romper con la tonalidad, es decir, se centra en el aspecto tonal de la música, el serialismo integral expande la concepción a otros factores como pueden ser la duración, la dinámica, el timbre, etc. No hay nada en el sonido que no pueda ser entendido serialmente. Stockhausen es uno de los padres de esta visión de la música.

Las investigaciones de Stockhausen:

Pensemos qué es la música. Bueno, la música es esencialmente sonido, eso es indiscutible. Y el sonido no es más que la producción de ciertas ondas electromagnéticas, pero no todas las ondas electromagnéticas son sonido. La frecuencia de una onda electromagnética es el número de oscilaciones que se producen en un segundo. Se mide en herzios. El rango de audición humano se corresponde con el espectro de frecuencias ondulatorias que va desde los infrasonidos (menos de 20 hz) a los ultrasonidos (más de 20khz). Así pues, el ser humano sólo puede percibir ciertas frecuencias de ondas auditivamente.

Pensemos en un Do. Se corresponde con una frecuencia concreta del espectro auditivo. La distinción tradicional de la escala heptatónica distingue entre Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si; donde el siguiente Do constituye una onda con una frecuencia dos veces mayor (esto es, con una longitud de la mitad). La escala tradicional distingue en siete frecuencias discretas, pero entendiendo el espectro como un continuo, la distinción se vuelve contingente. ¿Por qué entonces las cosas deberían ser así?

Algo así debió ser el proceso de pensamiento de Stockhausen. El dodecafonismo había roto con la arbitrariedad de la jerarquización del tono tradicional. Pero podía irse más allá. Hay infinitas frecuencias entre la frecuencia descrita por un Do y la frecuencia descrita por el siguiente Do. En consecuencia, hay infinitos sonidos; infinitas posibilidades de composición. ¿Todas válidas? No. Stockhausen recurrió a la noción de composición serialista, pero ampliándola. Creo, junto a otros, el serialismo integral. Con ello, no sólo hizo música atonal; disolvió el concepto de tonalidad en la música. Y además, expandió este análisis a todas las características del sonido. Pero esto es sólo la teoría.

La actividad musical de Stockhausen:

Para plasmar sus ideas, Stockhausen decidió acudir a los sintetizadores y a las computadoras y no, obviamente, a los instrumentos tradicionales. Con ellas podía definir estrictamente los parámetros de su música, basada en sistemas de series numéricas aplicadas a todos los componentes del sonido. Posteriormente, experimentaría con la estocástica del sistema, recurriendo a la idea de azar en las sucesiones de las series.

Stockhausen compuso más de trescientas obras. Era un apasionado del trabajo y de la plasmación de nuevas ideas y métodos con los que componer música. También fue un afamado director de orquesta, tarea que compaginaba con la netamente creativa.

El significado de la obra de Stockhausen:

En todo el arte contemporáneo existe una confrontación teórica acerca de los criterios bajo los cuales algo debe ser entendido como arte. Esto sucede en pintura, en la escultura, en la arquitectura y, cómo no, también en la música. El signo distintivo del arte contemporáneo es la abstracción y, como sucede en la ciencia contemporánea, la abstracción no es amiga de las masas.

Tradicionalmente se ha entendido el arte como una cierta representación de la realidad. Una representación, claro está, no del mismo tipo que la científica. El arte no expresa leyes, y si las expresa, no cabe comprenderlas del mismo modo que a aquellas. La ley en el arte es una metáfora y, como tal, no es unívoca. Por ello el arte está tan ligado a lo humano.

Ahora bien, si el arte está ligado a lo humano, parece razonable que las producciones humanas que quepa denominarlas artísticas vayan destinadas a humanos. Y de aquí surge la controversia: que el arte contemporáneo no parece ir destinado a todas las personas, sino sólo a unas pocas; a unas con ciertos conocimientos o, si se quiere, con los criterios necesarios no aprehendidos por la mayoría para juzgarlas. ¿Es posible seguir manteniendo como arte algo así?

Algunos dirán que sí y otros dirán que no. Y otros muchos se habrán perdido en el hilo de estas oscuras reflexiones. Para estos últimos, les "refrescaré" el cerebro con esto:

Kontakte (1960)



Y la pregunta: ¿es esto arte?

Mi opinión: Sí (aplicando el perspectivismo nietzscheano a la esfera artística, de donde jamás debió salir).

Stockhausen ha muerto. Espero respuestas.

3 comentarios:

Raúl dijo...

Basicamente yo no veo la controversia del arte contemporáneo de que has hablado, aunque es cierto que es un tema candente. Por mucho que el a.c. esté basado en la abstracción, no es necesario que la persona que observe, escuche... ese arte conozca la carga teórica para sentir sensaciones al respecto. Y bueno, una obra de a.c. puede transmitir, por ejemplo, la sensación de tensión de la que has hablado.
También es verdad que hay ciertas obras, quizás, que sí precisen de esos conocimientos teóricos para ser comprendidas, pues las sensaciones que pueden aportar son casi infinitas. En estos casos es donde veo la controversia de la que habla Ignatius, porque un papel en blanco hecho por Fulano Zutánez puede transmitir infinidad de... lo que sea a los espectadores, hasta el punto de que muchos digan que no les transmite nada, o bien parecerles casi un argumento sobre la abstracción artística a los expertos.

Eso si... De lo poco que sé sobre el asunto y en mi opinión, una obra de arte del último tipo que he mencionado... me atrevería a sugerir que puede no ser arte hoy dia, y que el arte tiene sus límites de ser arte, contingentes siempre. ¿o no dicen algunos que no todo es arte? ¿Pepe el chapista hace arte con sus obras de trabajo? ¿y si dentro de mil años alguien construye las mismas chapas que saca hoy Pepe en la chapistería intentando hacer arte antiguo?

No sé, el asunto es difícil, dejémoslo para los que se consideran artistas. Lo seguro es que una canción es arte, y que una obra de Stockhausen, hasta donde he visto y sé, también. Otra cosa es que las masas y yo no gustemos de ello. Quizás en el futuro se oiga como se oye hoy a Deep Purple.

Ignatius, has hecho un gran post. Perdona si no he hablado de él, sino del tema lateral, relacionado ,del arte contemporáneo.

(Este comentario ha sido inspirado por Deep Purple)

Ignatius Reilly dijo...

Gracias por lo de "gran post". xD. En este caso el tema lateral era de lo que me interesaba que se hablara. Y tu comentario va precisamente al grano.

Me parece un tema interesante pues, pese a desconocer si éste es un asunto del que se debate en la academia (si tiene el status de problema o no), sin duda, sí se habla de él en la calle, hasta donde yo sé. Quizá un poco de conocimiento sobre el tema no vendría nada mal (jeje), pero por opinar en base a nuestras intuiciones que no quede (aunque digamos disparates, siempre que se nos muestre después que lo han sido; si no no sirve de nada).

Estoy de acuerdo en todo lo que dices acerca de la capacidad para crear emociones del arte (¿qué sería el arte si no?) y al final acerca de lo de que una canción de Deep Purple puede ser considerada arte de la misma manera que algo de Stockhausen (perspectivismo al fin y al cabo; distintos criterios para distintas esferas y sub-esferas artísticas). Pero no menos central me parece la cuestión acerca de los conocimientos necesarios para percibir una obra, eso que llamas acertadamente "carga teórica de la observación". (Si Hanson levantara la cabeza...)

En cierto sentido la idea de un conocimiento previo para apreciar una obra de arte choca con la intuición del arte entendido como fenómeno inmediato. De ahí que la abstracción generalizada en el arte contemporáneo, al menos en algunas de sus esferas, chirríe tanto al no entendido. Nada se opone tanto a la abstracción como la inmediatez. En consecuencia, cabría pensar que el arte pierde su esencia en la medida en que se convierte en un mero juego de abstracciones.

La confrontación, en cierto sentido, se diluye al entender el arte no como tal, sino como artes. En definitiva, aplicando el perspectivismo. El problema de esta (di)solución es que no copa todas las inquietudes, pues parece que al hablar de qué sean los artes sea necesario hablar también de qué sea el arte. La necesidad, obviamente, es ilusoria (el nominalismo es una opción). Pero la tendencia a generalizar y, con ello, a buscar problemas donde no los hay es una tendencia de la condición humana. (aunque el hecho de que distintos artes tengan sus esencias en la inmediatez y en la abstracción ponga de manifiesto el empleo de la palabra "distintos", pero no de la palabra artes. ¡Abolamos la palabra Artes ya!)

Me temo que tengo las ideas muy confusas respecto a este tema...

Raúl dijo...

Y otro problema relacionado con lo que has dicho: la crítica artística. Ésta debe ser necesaria, o al menos posible para hablar de arte. Y, como ahs dicho, si hablamos de artes, tenemos que encuadrarlos en el 'Arte'.

Una crítica no es tan simple como decir que Stockhausen es mejor que Deep Purple, o decir que la música de Elvis Presley se debe a una contingencia histórica que bla, bla... Por ello su dificultad.