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miércoles, 27 de junio de 2007

La liga más interesante de los últimos años (Parte 1)

Y quien diga lo contrario es un aburrido o un apestado. Porque la verdad es que habrá quien diga que el nivel de esta liga 06/07 ha sido bajo. Que los equipos de arriba -Madrid, Barcelona, Valencia- no han rendido como se esperaba. Y si bien eso es cierto, no es sin embargo buen criterio para enjuiciar el nivel global de la competición. Vayamos por partes.

La disputa por el título de liga ha sido la más emocionante desde aquellas que el Barcelona arrebató al Madrid en los célebres desenlaces ligueros en Tenerife de las temporadas 92/93 y 93/94. Pero es que este año hasta la última jornada tres equipos optaban al título -Sevilla, Barcelona y Madrid-. Y el Valencia a falta de cinco jornadas tenía sus opciones -no hay que olvidar que las lesiones le han tratado mal y que ha sido el único equipo español en pasar de los octavos de final de la Champions League-. Si bien es cierto que durante muchas jornadas el nivel de competitividad se tradujo en ocasiones desaprovechadas para que alguno de los tres equipos se desengancharan de sus rivales, especialmente el Barcelona y el Sevilla, eso no es óbice para admitir que una lucha así va a ser difícil que vuelva a repetirse en un futuro próximo.

En este sentido, el equipo que partía en clara inferioridad, tanto económica como histórica, era el Sevilla. Por ello quizá sea, por así decir, el vencedor moral de la competición. Juande Ramos ha sido capaz de gestionar sabiamente una plantilla confeccionada de forma magnífica por la dirección deportiva, para hacerla estar viva hasta el final en las tres competiciones de largo recorrido en las que participaba -Liga, Copa del Rey y Copa de la UEFA-. Su bagaje se ha saldado con la obtención de su segunda copa de la UEFA -de forma consecutiva- con la copa del rey y con un meritorio tercer puesto liguero. No esta mal para un equipo que hace apenas cinco años estaba en segunda. Chaupeau y a seguir por esa senda. Como punto a mejorar están las soberbias y prepotentes manifestaciones del presidente José María del Nido, más propias de un chulo o un mafioso (...) que del presidente de un club que pretende ser grande -en ese sentido debería tomar nota de Ángel Torres-, haciendo un flaco favor a la imagen de humildad que se proyectaba desde la gestión deportiva del club, y probablemente desestabilizando al vestuario. Habrá quien diga que en sus comparecencias públicas hablaba para la afición. No lo discuto. Pero un poco de prudencia nunca viene mal.

El fiasco mayúsculo de la temporada ha sido para el Barça. Comenzar una temporada aspirando a todos los títulos posibles y acabarla con la obtención de la supercopa de España y la copa de Cataluña es un balance pésimo. Y más cuando en tu plantilla cuentas con cracks como Ronaldinho, Messi, Eto'o, Deco o Puyol. Tres factores han confluido para que esta situación se haya dado. Por un lado tenemos una presidencia y una junta directiva que daba por hecho antes de comenzar la temporada la consecución de todos los títulos. Por otro lado tenemos a un entrenador, Frank Rijkaard, que no ha sabido manejar un vestuario que se le ha acabado por irse de las manos, y que ha hecho cambios tácticos en el esquema de juego en los momentos de la temporada menos recomendables para hacerlo. Por último, y asociado al segundo factor, tenemos la lucha de egos de los cracks barcelonistas sumada a los constantes rumores de la marcha del club de ora Ronaldinho ora Eto'o ora Deco ora etc. A decir verdad, parece que el Barcelona ha sido aquejado de esa fiebre de "galactización" y endiosamiento que padeció su eterno rival durante tantos años en la época de Florentino. Al menos, aún están a tiempo de cambiar, pues en estos casos, como en la oncología, un tratamiento a tiempo es la vida. Y la vida en el fútbol son títulos.

La gran sorpresa del año, bueno qué digo sorpresa, intervención divina ha sido la del Madrid. Cuando a principios de temporada Calderón prometió a sus aficionados que la contratación de Capello garantizaría títulos, nadie cuatro meses después hubiera puesto la mano en el fuego por que esa promesa se cumpliría. Bueno, nadie nadie tampoco. Siempre hay algún entrañable desaprensivo en esto del mundo del fútbol. Si uno echa un vistazo al once "de gala" de los merengues esta temporada, verá jugadores correctos como Diarra, Beckham o Sergio Ramos, viejas glorias como Emerson, Cannavaro, Raúl o Van Nistelroy (aunque en este caso de vieja gloria, a posteriori, nada de nada) y al mejor portero del mundo. Si el mejor jugador de un plantel es el portero, ese equipo no puede aspirar a gran cosa, al menos en manos de un entrenador normal. Pero aquí es donde llegamos al secreto que le ha dado el triunfo al equipo de Concha Espina: Fabio Capello. El entrenador italiano ha sabido establecer una férrea disciplina en el vestuario blanco, disciplina de la que adoleció en la época de los galácticos. Con ella ha conseguido que todos los jugadores luchen por un objetivo único, más allá de toda pretensión individual, que no ha sido otro sino la consecución del título de liga. Puede decirse que los métodos ultradefensivos con los que Capello ha planteado la mayor parte de los partidos de la temporada han podido ser aburridos y anti-estéticos. Sin embargo, en una liga que la ha ganado el que menos irregular se ha mostrado, a posteriori, esos métodos se han revelado como los más efectivos. Ahora que la continuidad del técnico transalpino está puesta en entredicho con la más que posible llegada de Schuster, es hora de que Mijatovic y Calderón recapaciten cuál es la jugada correcta en esta situación.

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