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viernes, 18 de julio de 2008

Machete

He tardado demasiado tiempo en ver Grindhouse. Y no es que haya tenido escrúpulos acerca del contenido de las dos películas; eso seguro que no. Es más una cuestión de desidia, de saber que Planet Terror y Death Proof forman un conjunto (Grindhouse) y que se las hace justicia visionándolas conjuntamente. Bueno, y que el conjunto dura casi cuatro horas. Sí, la desidia viene condicionada por este último detalle.

En cualquier caso, sea como fuere, a la vejez viruelas, más vale pájaro en mano que ciento volando y a quien madruga Dios ayuda, como decía, he visto Grindhouse. Y reconozco que no me hubiera tragado esa flojez que es Death Proof seguida de esa gran película que es Planet Terror si no fuera por esa obra maestra, ese inconmensurable ejercicio de estilo, esa prestidigitación absoluta de los elementos visuales básicos, ese relato imperecedero acerca de la condición humana, ese TODO que es el trailer de Machete. CINE, señores.



Después de verlo, te das cuenta de que lo mejor de la sesión Grindhouse estaba al principio. Supongo que en la realidad sería parecido.

PS: ¿Es que Tarantino no puede dejar de ser Tarantino aunque sea sólo una vez? Death Proof me parecio infinitamente más floja que Planet Terror. Pese a los buenos diálogos, la peli no tiene ese aspecto roño y cutre que se le presupone. Por momentos parece una peli de Almodovar a la americana. Ojo, no es que Death Proof sea mala; es que Planet Terror es muy buena.

viernes, 11 de julio de 2008

Testify (3)

Grabaron tres discos esenciales para todo melómano que se precie en los años 90 y uno de versiones más que aceptable en 2000, año de su separación. Hablo de Rage Against The Machine, una de las bandas más comprometidas con los problemas socio-culturales de su tiempo. Activistas, revolucionarios e inconformistas, su ideario político no está precisamente cerca de ser siervo de los poderes establecidos (y Chomsky, influyente en su manera de pensar, sabe de eso). Prueba de ello son las numerosas manifestaciones y altercados con la policía en los que se han visto como parte implicada. Su mayor pero, el hecho de haber grabado todos sus discos bajo el amparo de una multinacional. ¿Hipocresía, falta de coherencia? En mi opinión, un medio lícito para una finalidad mayor.

Testify abre su tercer disco de estudio, titulado The Battle of Los Ángeles. En ella podemos corroborar las constantes que han hecho del grupo californiano una referencia absoluta en la música: un rock contundente, igualmente cercano tanto al metal como al funk y unos rapeados marca de la casa en una canción que es un auténtico manifiesto político y una declaración de intenciones por parte del grupo. Con Zack de la Rocha despachando sus corrosivos versos (definitivamente es uno de los mejores letristas de la última década) y un Tom Morello haciendo magia con su guitarra, Testify es un producto absolutamente ineludible. Rap metal con mayúsculas, señores.



Por cierto, Rage Against The Machine, tras un intervalo de siete años en los que su vocalista decidió dedicarse a su carrera en solitario mientras que el resto se enroló en el proyecto de Chris Cornell, Audioslave, se reunieron el año pasado. Y ahora, en Lisboa, les estoy viendo en directo.